- Banderas de nuestros padres (Clint Eastwood)
- La vida de los otros (Florian Henckel)
- 28 semanas después (Juan Carlos Fresnadillo)
- El ultimátum de Bourne (Paul Greengrass)
- Siete mesas de billar francés (Gracia Querejeta)
- Mataharis (Iciar Bollaín)
- Supersalidos (Greg Mottola)
- [REC] (Jaume Balagueró & Paco Plaza)
- Arma fatal (Edgar Wright)
De entre todas ellas, sin duda alguna, las revelaciones serían 28 semanas después, por el brillante debut de Fresnadillo en el mercado internacional con la continuación de esta saga de zombis rabiosos, Supersalidos, por renovar el género de la comedia adolescente, tan estupidizado en estos días, y [REC], que, probablemente, es la mejor película de terror que se ha estrenado en años, con un brillante ejercicio de dirección a cuatro manos que consiguió arrancarme algun sobresalto. En el apartado de decepciones, creo que hay dos por encima de todas. Promesas del este y Soy leyenda. La primera la esperaba como agua de mayo por ser una especie de falsa continuación temática de la magistral Una historia de violencia, película de la que soy absoluto y declarado fan. Sin embargo, el tono discordante entre el guión y la excesivamente fría dirección de Cronenberg, además de un final absolutamente ridículo, dieron al traste con la película en la que más expectativas había puesto en esta última etapa del año. Sobre Soy leyenda, poco puedo decir, sobre lo mucho que debería decir acerca de esta ridícula adaptación de la obra maestra de Richard Matheson. Una versión reaccionaria de una novela valiente, Hollywood puso esperanza en una historia descorazonadora, mostrando que la fe siempre es el camino americano. Ellos, muy contentos con su puritanismo post 11-S, han disfrutado mucho de este Neville redentor de la raza humana, pero su mensaje no ha calado tan bien en Europa... ¿Por qué será?. Sobre la peor película del año... hay muchas haciendo oposiciones. Ahí están Caótica Ana, sencillamente infame, o Death Proof, el enésimo e insoportable ejercicio onanista de Tarantino que, esta vez sí, me durmió profundamente. Inaguantable. También Spiderman 3, que ni es acción, ni drama, ni es ná, e Inland Empire, que... bueno... parecía grabada con una super8... pero creo que por lo esperado y la decepción final, este deshonroso premio sería para Death proof, la película que más me ha aburrido este año. Y el detalle... sin duda, el reestreno de Blade Runner, del que hablé un par de post más adelante.
Pero vamos ya con lo importante, el verdadero espíritu de este post, esas 5 obras maestras que me han hecho vibrar en la pantalla de cine. En ellas encontramos al que es, probablemente, el mejor director vivo, un director que se debatía entre el genio y los fuegos de artificio, un nuevo y brillante director de animación, un prometedor director que, con un blockbuster, esperaba confirmar su brillante debut, y un desconocido realizador que hasta ahora únicamente había dirigido una cinta sobre un asesino en serie australiano. ¿Comenzamos?
5- 300 (Zack Snyder)
Basada en un cómic de Frank Miller, autor de la reconocida, y también trasladada al cine Sin City, aunque con un resultado que dista bastante de esta obra épica, el prometedor Zack Snyder, que realizó la que, para mí , es la mejor película de zombis de la historia junto con la seminal La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero, se cubrió de gloria y se convirtió en un reclamo para nuevos e interesantes proyectos, tanto que convenció a Alan Moore para adaptar su (inadaptable) obra maestra Watchmen, según muchos, el mejor cómic de todos los tiempos. Snyder, Zack para los amigos, dijo que no le gustan las películas en las que ni se folla ni se mata, y 300 tiene de ambas cosas, sobre todo de lo segundo.
La historia que cuenta esta épica cinta es la del combate de los espartanos, representando a los pueblos libres, contra los tiránicos ejércitos del rey-dios Jerjes, la conocida batalla de las Termópilas. Obviamente, al estar basada en un cómic tan conocido y con una estética tan particular, el rigor histórico se borra de un plumazo y todo el empeño del director se centra en servir al espectador el mayor espectáculo jamás visto en cines. Planos imposibles, estética rompedora, y un mensaje fascista que sólo algunos quieren ver, la convierten en la que es, probablemente, la gran revelación del año. Sin un gran guión, con personajes estereotipados al máximo, y con una visión histórica desvirtuada, muchos podrían pensar que 300 es una película mala, simplona, estúpida, pero nada más lejos de la realidad. Zack Snyder comprendió bien lo que esta película requería, trasladó el cómic viñeta a viñeta, y, como César, vino, vio y venció. Un frenesí visual acompañado de una banda sonora electrónica y una violencia estilizada al máximo que hacen que el espectador se sienta dentro de una batalla pesadillesca, con monstruos inverosímiles y valientes y honrados soldados, y el rugido de Leónidas, que aún se oye en cualquier historia épica, los descendientes directos de Hércules, que lucharon por su libertad. Aunque muchos quieran ver en ella una muestra de la lucha Oriente vs. Occidente, 300 no es ni más ni menos que la mejor película de entretenimiento jamás creada.
4- Ratatouille (Brad Bird)
Disney, de la mano de Pixar, toma oxígeno en su crisis, tanto de ideas como económica. La historia de Remy llegó al corazón de más de un tipo duro y supone el cénit de la animación por ordenador, de la absoluta perfección de la técnica en este género cinematográfico, y la demostración de que siempre se acaba recurriendo a la estructura y a las ideas más clásicas cuando se pretende contar una grandísima historia.
Ratatouille quizás no tenga un despliegue de escenas casi oníricas como Miyazaki, ni tramas políticas sesudas o rompedoras, caso de Persépolis, pero sí transmitía buen rollo y una historia de superación y amistad que es lo que siempre han contado los grandes de este arte. John Wayne nunca cabalgaba solo en sus westerns, y Remy aquí tiene a Lingüini, su torpe aunque honesto compañero. La amistad siempre es puesta a prueba, y es ahí cuando uno se da cuenta de cómo son los amigos. Brad Bird, al igual que Remy al final de la cinta con el pequeño plato campesino, da con la receta más sencilla pero efectiva: Una gran fábula sobre la amistad que invitaba al espectador a confiar en una mano amiga, y en luchar por conseguir sus sueños, por muy difíciles, o casi imposibles, que estos parezcan, y consiguió que los más pequeños soñaran con esa pequeña rata y aprendieran una bonita lección, y que los que ya estamos algo más creciditos volviéramos a aquellos días viendo películas de Disney, las clásicas, como Bambi o Dumbo. Se dice que la magia en el cine la introdujo Disney, y películas como esta son prueba de ello.
Fincher realizó, a mitad de la década de los 90, el thriller perfecto, Seven. Muchos lo acusaron de ser una burda imitación de El silencio de los corderos, pero la película, protagonizada por Brad Pitt y Morgan Freeman, tenía estilo y espíritu propio, era una obra madura realizada por alguien que tenía una soltura en el rodaje de una película que pocas veces se ve con tanta juventud. Siendo una de las 10 mejores películas de los 90, es ninguneada por muchos y considerada un mero producto para que Pitt, actor fetiche de Fincher y en ese momento estrella en ciernes, se luciera, pero el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio, y ha demostrado que Seven envejece mejor que muchas de las pretendidas mejores películas de la década, y Brad Pitt, que repetiría años después con el director en la excéntrica El club de la lucha, ha pasado de estrella a actor interesante y arriesgado en unos años.
Quizás cuando la gente vió el nombre del director y la trama de esta cinta, pensó que se trataba de una nueva cinta morbosa y violenta, como aquella primera entrega de asesinos en serie que dirigió el norteamericano. Muchos se decepcionaron, al ver una cinta tan fría, tan distante, tan, por llamarlo de algún modo, periodística, analítica, de falsas pistas y caminos equivocados, y es que Zodiac no es ni más ni menos que la historia de un fracaso, la de los tres hombres encargados de atrapar al célebre asesino del zodíaco, y, contando la cinta con gran pulso y una precisión a prueba de bombas, Fincher supo sacar a la luz a ese artesano que lleva dentro y rompió la modernidad de sus cintas previas para entregarnos una cinta más cercana a Harry el sucio que a la propia Seven. Con algunas secuencias de su estilo propio, como ese taxi rondando entre la niebla o ese interrogatorio con un montaje sensacional, Zodiac se eleva por encima de la media de las cintas de psycho-killers policíacas y es un thriller clásico, con espíritu y alma propia, y que en unos años tendrá una mejor consideración a nivel global, como cintas del mismo calado como la soberbia Munich o la brillante Buenas noches y buena suerte. Fincher, eres un grande.
2- El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (Andrew Dominik)
En los últimos años se ha puesto de moda destruir mitos cinematográficos. Ya sucedió con Una historia de violencia, donde Cronenberg magistralmente narraba el auge y la caída, más familiar que otra cosa, de un hombre normal y corriente, al que la masa elegía como su representante. Como si se tratara de un Robin Hood moderno, el cine había tratado a Jesse James, y a su hermano mayor, Frank, como un auténtico héroe, un Prometeo moderno que robaba a ricos para dárselo a los pobres. El western más clásico lo encumbró, pero a raíz de la aparición de Leone, Robert Aldrich, Monte Helman o Peckinpah, el western se transformó y los John Wayne, James Stewart o Gregory Peck de turno se convirtieron en Clint Eastwood, Kris Kristofferson o Charles Bronson, antiheroes con un sentido moral muy particular que asesinaron poco a poco al caballero andante hasta convertirlo en un asesino que primero disparaba y después, si alguien seguía vivo, preguntaba. El western ha sido el género que más ha ahondado en la desmitificación, y El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford es la última y sensacional muestra.Podría tratarse del heredero directo del Pat Garret & Billy the kid de Sam Peckinpah por su estilización extrema, por su lirismo abrumador, y por su latente expresionismo, pero bien es cierto que Andrew Dominik bebe de uno de los mayores estetas del cine moderno, Terrence Malick, y radiografía la mentira y la leyenda de Jesse James a través de los ojos del desengañado niño, aspirante a ladrón, Robert Ford. Jesse James mata por la espalda a amigos, golpea a niños y está enfermo. Tyrone Power murió, Brad Pitt dota de credibilidad a este sádico asesino, y Casey Affleck inmortaliza la mejor recreación que se haya hecho nunca del verdugo más odiado de la historia de Estados Unidos. El sensacional trabajo visual de Roger Deakins y la magistral partitura de Nick Cave y Warren Ellis son las mejores obras del año en sus respectivos campos, y sirven para completar la trágica historia del asesino de la leyenda, el hombre que desnudó el alma de Jesse James, que casi se adueñó de su vida y que, viendo que nunca sería él, le acribilló por la espalda. A pesar de los problemas de montaje, es sencillamente magistral.
1- Cartas desde Iwo Jima (Clint Eastwood)
Si hay un director valiente en el cine americano ese es Clint. En el comienzo de su carrera, por los spaguetti western, Harry Callahan y sus entretenidísimas películas de acción, fue tachado de fascista. Sin embargo, todos los que dijeron aquello tuvieron que tragarse sus palabras al ver cómo este parco actor se convertía en el director más respetado por los que realmente saben de esto. ¿Cómo lo ha hecho? Pues, aparte de con su gran talento, podríamos decir que destruyendo mitos. Ningún director en la historia del cine ha hecho tanto por atacar los cimientos de su propio país como Clint. ¿Cómo empezó? Con Charlie Parker, el saxofonista más talentoso de la historia. Se olvidó de su talento y mostró sus problemas con las drogas, que le llevaron a la tumba. Atacó al presidente de los EEUU en Poder absoluto, a los ricachones sureños en Medianoche en el jardín del bien y del mal, a la pena de muerte y el sistema judicial yanki en Ejecución inminente, y se cebó con la iglesia y el puritanismo americano en Million Dollar Baby. Pero, sin duda alguna, lo más sorprendente es ver cómo Clint Eastwood, revitalizador durante años del western, se decidiera a asesinarlo en toda regla al contar la historia del mayor hijolagranputa del Oeste americano. William Munny volvía a ser un asesino y así Clint, como si de un Michael Corleone se tratara, demuestra que el pasado siempre está presente. Tras acabar con el western entregando semejante obra maestra, ¿Qué sería lo siguiente? La propia leyenda de los Estados Unidos, el propio país.
Si bien Banderas de nuestros padres flaqueaba y no era la obra maestra que muchos esperaban, sí era una ácida crítica a los americanos, a su facilidad para mitificar al urbanita medio. Pero Clint desmitifica al héroe, y no sólo eso, si no el propio espíritu norteamericano. Pero lo duro para el país del Tío Sam vino cuando Clint daba voz a los silenciados, y rodaba Cartas desde Iwo Jima, cruda obra maestra que ponía el punto de vista en el bando nipón y nos mostraba, de forma respetuosa y comprensiva, el modo de vida japonés, sus costumbres y su estricto sentido del honor, todo ello con el mejor aroma del cine clásico. En los primeros planos de la isla de Iwo Jima en el 2005 queda demostrado el estilo de Clint: puro Ford. En esos planos silenciosos de los cañones sin vida se recoge toda una historia, tantas vidas que se apagaron en ese terrible conflicto, y cuya parte perdedora tiene por fin la oportunidad de expresarse. El soldado es un hombre, no una mera mota de polvo en el conjunto global del ejército, y Clint narró con maestría la historia de un puñado de soldados que a lo que más temían no era a perder ante Estados Unidos, si no a perder su vida y no poder volver a ver a los destinatarios de sus cartas. La mejor película del año pasado, por mucho que Infiltrados ganara el Oscar, puro paripé pro-Scorsese, y la mejor película del siglo, junto con la trilogía de El Señor de los Anillos, de Peter Jackson. Sólo Clint podía entregar una cinta tan valiente y que esta se convirtiera en clásico al instante.
En fin, estas son mis 5 películas del año 2007 al que apenas le quedan 4 días. En breve estrenan American Gangster y quizás haya que rehacer la lista, pero, sinceramente, no lo creo. Un gran año, con enormes películas, y lo que se avecina no pinta mal, y para mí, una película destaca sobre el resto de las que se van a estrenar en los próximos meses: No es país para viejos. En fin, espero que me digáis cuáles han sido vuestras pelis del 2007, las que mas os han gustado, y también las que menos, o todo lo que me queráis decir... en fin, lo que queráis.
M&M