jueves, diciembre 27, 2007

Top 5 2007

Bueno, siendo un blog dedicado a la música, servidor podría elegir los mejores cinco discos del año... ahora es cuando vienen las risas. Creo que no he escuchado ningún disco que se haya editado este año, salvo quizás la notable colaboración entre Robert Plant y Alison Krauss que ha parido el Raising Sand. Voy a hacer mi particular top cinco con dicho número de películas que para mí se han alzado este año como las mejores. Si bien en los últimos años costaba elegir buenas películas, debido al escaso nivel de lo que se estrenaba, este año también me ha costado, pero eso es debido al enorme nivel del cine, especialmente el estadounidense, que nos ha regalado un buen puñado de obras maestras. Hablo de películas estrenadas en España del 1 de enero de 2007 a día de hoy, ya pueden ser del propio 2007, del 2006, o del 68, como sucedió con la obra de Melville, El ejército de las sombras, que ganó no se qué premio a la mejor película extranjera, creo que en Canadá. Fuera de mi top five me he dejado algunas sensacionales películas, muestra del nivel que ha habido este año, y, por nombrar algunas, diría:

- Banderas de nuestros padres (Clint Eastwood)
- La vida de los otros (Florian Henckel)
- 28 semanas después (Juan Carlos Fresnadillo)
- El ultimátum de Bourne (Paul Greengrass)
- Siete mesas de billar francés (Gracia Querejeta)
- Mataharis (Iciar Bollaín)
- Supersalidos (Greg Mottola)
- [REC] (Jaume Balagueró & Paco Plaza)
- Arma fatal (Edgar Wright)

De entre todas ellas, sin duda alguna, las revelaciones serían 28 semanas después, por el brillante debut de Fresnadillo en el mercado internacional con la continuación de esta saga de zombis rabiosos, Supersalidos, por renovar el género de la comedia adolescente, tan estupidizado en estos días, y [REC], que, probablemente, es la mejor película de terror que se ha estrenado en años, con un brillante ejercicio de dirección a cuatro manos que consiguió arrancarme algun sobresalto. En el apartado de decepciones, creo que hay dos por encima de todas. Promesas del este y Soy leyenda. La primera la esperaba como agua de mayo por ser una especie de falsa continuación temática de la magistral Una historia de violencia, película de la que soy absoluto y declarado fan. Sin embargo, el tono discordante entre el guión y la excesivamente fría dirección de Cronenberg, además de un final absolutamente ridículo, dieron al traste con la película en la que más expectativas había puesto en esta última etapa del año. Sobre Soy leyenda, poco puedo decir, sobre lo mucho que debería decir acerca de esta ridícula adaptación de la obra maestra de Richard Matheson. Una versión reaccionaria de una novela valiente, Hollywood puso esperanza en una historia descorazonadora, mostrando que la fe siempre es el camino americano. Ellos, muy contentos con su puritanismo post 11-S, han disfrutado mucho de este Neville redentor de la raza humana, pero su mensaje no ha calado tan bien en Europa... ¿Por qué será?. Sobre la peor película del año... hay muchas haciendo oposiciones. Ahí están Caótica Ana, sencillamente infame, o Death Proof, el enésimo e insoportable ejercicio onanista de Tarantino que, esta vez sí, me durmió profundamente. Inaguantable. También Spiderman 3, que ni es acción, ni drama, ni es ná, e Inland Empire, que... bueno... parecía grabada con una super8... pero creo que por lo esperado y la decepción final, este deshonroso premio sería para Death proof, la película que más me ha aburrido este año. Y el detalle... sin duda, el reestreno de Blade Runner, del que hablé un par de post más adelante.

Pero vamos ya con lo importante, el verdadero espíritu de este post, esas 5 obras maestras que me han hecho vibrar en la pantalla de cine. En ellas encontramos al que es, probablemente, el mejor director vivo, un director que se debatía entre el genio y los fuegos de artificio, un nuevo y brillante director de animación, un prometedor director que, con un blockbuster, esperaba confirmar su brillante debut, y un desconocido realizador que hasta ahora únicamente había dirigido una cinta sobre un asesino en serie australiano. ¿Comenzamos?

5- 300 (Zack Snyder)


Basada en un cómic de Frank Miller, autor de la reconocida, y también trasladada al cine Sin City, aunque con un resultado que dista bastante de esta obra épica, el prometedor Zack Snyder, que realizó la que, para mí , es la mejor película de zombis de la historia junto con la seminal La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero, se cubrió de gloria y se convirtió en un reclamo para nuevos e interesantes proyectos, tanto que convenció a Alan Moore para adaptar su (inadaptable) obra maestra Watchmen, según muchos, el mejor cómic de todos los tiempos. Snyder, Zack para los amigos, dijo que no le gustan las películas en las que ni se folla ni se mata, y 300 tiene de ambas cosas, sobre todo de lo segundo.

La historia que cuenta esta épica cinta es la del combate de los espartanos, representando a los pueblos libres, contra los tiránicos ejércitos del rey-dios Jerjes, la conocida batalla de las Termópilas. Obviamente, al estar basada en un cómic tan conocido y con una estética tan particular, el rigor histórico se borra de un plumazo y todo el empeño del director se centra en servir al espectador el mayor espectáculo jamás visto en cines. Planos imposibles, estética rompedora, y un mensaje fascista que sólo algunos quieren ver, la convierten en la que es, probablemente, la gran revelación del año. Sin un gran guión, con personajes estereotipados al máximo, y con una visión histórica desvirtuada, muchos podrían pensar que 300 es una película mala, simplona, estúpida, pero nada más lejos de la realidad. Zack Snyder comprendió bien lo que esta película requería, trasladó el cómic viñeta a viñeta, y, como César, vino, vio y venció. Un frenesí visual acompañado de una banda sonora electrónica y una violencia estilizada al máximo que hacen que el espectador se sienta dentro de una batalla pesadillesca, con monstruos inverosímiles y valientes y honrados soldados, y el rugido de Leónidas, que aún se oye en cualquier historia épica, los descendientes directos de Hércules, que lucharon por su libertad. Aunque muchos quieran ver en ella una muestra de la lucha Oriente vs. Occidente, 300 no es ni más ni menos que la mejor película de entretenimiento jamás creada.





4- Ratatouille (Brad Bird)



Disney, de la mano de Pixar, toma oxígeno en su crisis, tanto de ideas como económica. La historia de Remy llegó al corazón de más de un tipo duro y supone el cénit de la animación por ordenador, de la absoluta perfección de la técnica en este género cinematográfico, y la demostración de que siempre se acaba recurriendo a la estructura y a las ideas más clásicas cuando se pretende contar una grandísima historia.


Ratatouille quizás no tenga un despliegue de escenas casi oníricas como Miyazaki, ni tramas políticas sesudas o rompedoras, caso de Persépolis, pero sí transmitía buen rollo y una historia de superación y amistad que es lo que siempre han contado los grandes de este arte. John Wayne nunca cabalgaba solo en sus westerns, y Remy aquí tiene a Lingüini, su torpe aunque honesto compañero. La amistad siempre es puesta a prueba, y es ahí cuando uno se da cuenta de cómo son los amigos. Brad Bird, al igual que Remy al final de la cinta con el pequeño plato campesino, da con la receta más sencilla pero efectiva: Una gran fábula sobre la amistad que invitaba al espectador a confiar en una mano amiga, y en luchar por conseguir sus sueños, por muy difíciles, o casi imposibles, que estos parezcan, y consiguió que los más pequeños soñaran con esa pequeña rata y aprendieran una bonita lección, y que los que ya estamos algo más creciditos volviéramos a aquellos días viendo películas de Disney, las clásicas, como Bambi o Dumbo. Se dice que la magia en el cine la introdujo Disney, y películas como esta son prueba de ello.





3- Zodiac (David Fincher)

Fincher realizó, a mitad de la década de los 90, el thriller perfecto, Seven. Muchos lo acusaron de ser una burda imitación de El silencio de los corderos, pero la película, protagonizada por Brad Pitt y Morgan Freeman, tenía estilo y espíritu propio, era una obra madura realizada por alguien que tenía una soltura en el rodaje de una película que pocas veces se ve con tanta juventud. Siendo una de las 10 mejores películas de los 90, es ninguneada por muchos y considerada un mero producto para que Pitt, actor fetiche de Fincher y en ese momento estrella en ciernes, se luciera, pero el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio, y ha demostrado que Seven envejece mejor que muchas de las pretendidas mejores películas de la década, y Brad Pitt, que repetiría años después con el director en la excéntrica El club de la lucha, ha pasado de estrella a actor interesante y arriesgado en unos años.

Quizás cuando la gente vió el nombre del director y la trama de esta cinta, pensó que se trataba de una nueva cinta morbosa y violenta, como aquella primera entrega de asesinos en serie que dirigió el norteamericano. Muchos se decepcionaron, al ver una cinta tan fría, tan distante, tan, por llamarlo de algún modo, periodística, analítica, de falsas pistas y caminos equivocados, y es que Zodiac no es ni más ni menos que la historia de un fracaso, la de los tres hombres encargados de atrapar al célebre asesino del zodíaco, y, contando la cinta con gran pulso y una precisión a prueba de bombas, Fincher supo sacar a la luz a ese artesano que lleva dentro y rompió la modernidad de sus cintas previas para entregarnos una cinta más cercana a Harry el sucio que a la propia Seven. Con algunas secuencias de su estilo propio, como ese taxi rondando entre la niebla o ese interrogatorio con un montaje sensacional, Zodiac se eleva por encima de la media de las cintas de psycho-killers policíacas y es un thriller clásico, con espíritu y alma propia, y que en unos años tendrá una mejor consideración a nivel global, como cintas del mismo calado como la soberbia Munich o la brillante Buenas noches y buena suerte. Fincher, eres un grande.





2- El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (Andrew Dominik)

En los últimos años se ha puesto de moda destruir mitos cinematográficos. Ya sucedió con Una historia de violencia, donde Cronenberg magistralmente narraba el auge y la caída, más familiar que otra cosa, de un hombre normal y corriente, al que la masa elegía como su representante. Como si se tratara de un Robin Hood moderno, el cine había tratado a Jesse James, y a su hermano mayor, Frank, como un auténtico héroe, un Prometeo moderno que robaba a ricos para dárselo a los pobres. El western más clásico lo encumbró, pero a raíz de la aparición de Leone, Robert Aldrich, Monte Helman o Peckinpah, el western se transformó y los John Wayne, James Stewart o Gregory Peck de turno se convirtieron en Clint Eastwood, Kris Kristofferson o Charles Bronson, antiheroes con un sentido moral muy particular que asesinaron poco a poco al caballero andante hasta convertirlo en un asesino que primero disparaba y después, si alguien seguía vivo, preguntaba. El western ha sido el género que más ha ahondado en la desmitificación, y El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford es la última y sensacional muestra.

Podría tratarse del heredero directo del Pat Garret & Billy the kid de Sam Peckinpah por su estilización extrema, por su lirismo abrumador, y por su latente expresionismo, pero bien es cierto que Andrew Dominik bebe de uno de los mayores estetas del cine moderno, Terrence Malick, y radiografía la mentira y la leyenda de Jesse James a través de los ojos del desengañado niño, aspirante a ladrón, Robert Ford. Jesse James mata por la espalda a amigos, golpea a niños y está enfermo. Tyrone Power murió, Brad Pitt dota de credibilidad a este sádico asesino, y Casey Affleck inmortaliza la mejor recreación que se haya hecho nunca del verdugo más odiado de la historia de Estados Unidos. El sensacional trabajo visual de Roger Deakins y la magistral partitura de Nick Cave y Warren Ellis son las mejores obras del año en sus respectivos campos, y sirven para completar la trágica historia del asesino de la leyenda, el hombre que desnudó el alma de Jesse James, que casi se adueñó de su vida y que, viendo que nunca sería él, le acribilló por la espalda. A pesar de los problemas de montaje, es sencillamente magistral.





1- Cartas desde Iwo Jima (Clint Eastwood)

Si hay un director valiente en el cine americano ese es Clint. En el comienzo de su carrera, por los spaguetti western, Harry Callahan y sus entretenidísimas películas de acción, fue tachado de fascista. Sin embargo, todos los que dijeron aquello tuvieron que tragarse sus palabras al ver cómo este parco actor se convertía en el director más respetado por los que realmente saben de esto. ¿Cómo lo ha hecho? Pues, aparte de con su gran talento, podríamos decir que destruyendo mitos. Ningún director en la historia del cine ha hecho tanto por atacar los cimientos de su propio país como Clint. ¿Cómo empezó? Con Charlie Parker, el saxofonista más talentoso de la historia. Se olvidó de su talento y mostró sus problemas con las drogas, que le llevaron a la tumba. Atacó al presidente de los EEUU en Poder absoluto, a los ricachones sureños en Medianoche en el jardín del bien y del mal, a la pena de muerte y el sistema judicial yanki en Ejecución inminente, y se cebó con la iglesia y el puritanismo americano en Million Dollar Baby. Pero, sin duda alguna, lo más sorprendente es ver cómo Clint Eastwood, revitalizador durante años del western, se decidiera a asesinarlo en toda regla al contar la historia del mayor hijolagranputa del Oeste americano. William Munny volvía a ser un asesino y así Clint, como si de un Michael Corleone se tratara, demuestra que el pasado siempre está presente. Tras acabar con el western entregando semejante obra maestra, ¿Qué sería lo siguiente? La propia leyenda de los Estados Unidos, el propio país.

Si bien Banderas de nuestros padres flaqueaba y no era la obra maestra que muchos esperaban, sí era una ácida crítica a los americanos, a su facilidad para mitificar al urbanita medio. Pero Clint desmitifica al héroe, y no sólo eso, si no el propio espíritu norteamericano. Pero lo duro para el país del Tío Sam vino cuando Clint daba voz a los silenciados, y rodaba Cartas desde Iwo Jima, cruda obra maestra que ponía el punto de vista en el bando nipón y nos mostraba, de forma respetuosa y comprensiva, el modo de vida japonés, sus costumbres y su estricto sentido del honor, todo ello con el mejor aroma del cine clásico. En los primeros planos de la isla de Iwo Jima en el 2005 queda demostrado el estilo de Clint: puro Ford. En esos planos silenciosos de los cañones sin vida se recoge toda una historia, tantas vidas que se apagaron en ese terrible conflicto, y cuya parte perdedora tiene por fin la oportunidad de expresarse. El soldado es un hombre, no una mera mota de polvo en el conjunto global del ejército, y Clint narró con maestría la historia de un puñado de soldados que a lo que más temían no era a perder ante Estados Unidos, si no a perder su vida y no poder volver a ver a los destinatarios de sus cartas. La mejor película del año pasado, por mucho que Infiltrados ganara el Oscar, puro paripé pro-Scorsese, y la mejor película del siglo, junto con la trilogía de El Señor de los Anillos, de Peter Jackson. Sólo Clint podía entregar una cinta tan valiente y que esta se convirtiera en clásico al instante.



En fin, estas son mis 5 películas del año 2007 al que apenas le quedan 4 días. En breve estrenan American Gangster y quizás haya que rehacer la lista, pero, sinceramente, no lo creo. Un gran año, con enormes películas, y lo que se avecina no pinta mal, y para mí, una película destaca sobre el resto de las que se van a estrenar en los próximos meses: No es país para viejos. En fin, espero que me digáis cuáles han sido vuestras pelis del 2007, las que mas os han gustado, y también las que menos, o todo lo que me queráis decir... en fin, lo que queráis.

M&M

lunes, diciembre 24, 2007

Christmas time (is here again)

Un año más estamos en las mismas... sí, las Navidades, ese tiempo que unos odian y que otros aman, que a unos les pone tristes, excesivamente diría yo, y que a otros les arranca la más bobalicona de las sonrisas. Yo antes pertenecía al segundo grupo, pero creo que me he inmunizado y no me provocan nada... y más en circunstancias como las que estoy viviendo, poco agradables, pero bueno... remitiéndome a hechos objetivos, hoy me he levantado y he visto mi cocina llena de los mejores manjares. Me dije: bueno, toca esperar hasta la noche... pero cuando vi la joya de la corona... el pastel de queso azul y jamón... dios, es como tener la oportunidad de conocer el sentido de la vida y preferir jugar al... no sé... al Risk, por ejemplo. Yo, cual Homer Simpson, dialogando con el pastel, dije: pastelito, yo voy a coger este cuchillo, y haré como que corto... si tú te introduces en el mismo tiempo y espacio que este... te cortaré... y así fue. Lo siento, me es imposible evitarlo, está taaaaaaan rico... y bueno, me lo merezco, qué coño, demasiado he pasado ya. Aquí os dejo una prueba de mi víctima... un momento, que voy a la cocina y le ataco más. No creo que haya nada más rico en este mundo... o bueno, sí, el pollo al limón de Auster... pero hoy tengo pastel de quesito y voy a reventar hasta que tenga queso azul hasta en las corneas.



Mi casa es la típica en la que se ve la Nochebuena flamenca de Canal Sur, donde no puedes ver el episodio de Nochebuena de Los Simpsons porque son para niños (aunque bueno, pondrán el del que Bart roba el Bonestorm y el que encuentran al pequeño ayudante y va que chuta) y probablemente, después, me pasaré la noche llamando por teléfono, o maldiciendo a alguien... pero bueno, me lo espero. Es lo que tiene que todas las navidades sea como volver a un bucle, vivir en tu particular día de la marmota, que dura aproximadamente dos semanas, en la que vemos a la familia, gente a la que no vemos en el resto del año y que ahora nos la encontramos porque sí... el otro día me enteré de que mi prima, que vive en México, se ha casado allí, y había venido aquí por Navidades a celebrar la boda... no fui, obviamente, no puedo aguantar esa clase de paripés, pero mi madre me dijo: anda, vente... que es Navidad... Es Navidad, qué coño, así de simple. Es época de felicidad, todos juntos... como cantaron los Python, los humoristas más grandes del siglo XX... It's christmas in heaven... hay que tener dos cojones.



Para acabar, antes de que todos penséis que se me ha frito el cerebro por escribir un post tan pésimo y de tan poco valor literario, nulo más bien, simplemente desearos que paséis una buena noche a todos, que os pongáis morados, que los progres esos que dicen feliz solsticio de invierno no comáis el jamoncito y los langostinos capitalistas, y a los que la navidad les supone algo peor que jugar a la ruleta rusa, que sólo son dos semanas, y que sepáis que todo esto es posible al niño Jesús... dios, nunca un personaje de ficción dio para tanto... si no contamos al Quijote, claro... ¡VIVA EL NIÑO JESÚS!... y ahora sí, os dejo con otros británicos geniales, los músicos más grandes del siglo XX, los Fab Four... mi banda favorita, y por ende, la mejor de todos los tiempos. Disfrutadlos, feliz navidad y ¡Abusad ahora, que en dos semanas no se come jamón a diario!

martes, noviembre 27, 2007

Friday on my mind

Desde el domingo no dejo de pensar que esta canción expresa cómo me siento ahora mismo, cómo el tiempo va lento y estoy deseando que llegue el jueves (cosa que dudo) o el viernes... así que, vamos allá, disfrutad de Easybeats.

Monday morning feels so bad,
Ev'rybody seems to nag me
Coming tuesday I feel better,
Even my old man looks good,
Wednesday just don't go,
Thursday goes too slow,
I've got Friday on my mind

Gonna have fun in the city,
Be with my girl she's so pretty,
She looks fine tonight,
She is out of sight to me,
Tonight....I spend my bread,
Tonight...I lose my head,
Tonight...I got to get tonight
Monday I have Friday on my mind.

Do the five day drag once more,
Know of nothing else that bugs me
More than working for the rich man,
Hey I'll change that scene one day,
Today I might be mad,
Tomorrow I'll be glad,
I've got Friday on my mind.




M&M

miércoles, noviembre 21, 2007

Blade Runner

El pasado viernes tuve la maravillosa oportunidad de ver una de esas películas que, como mínimo, hay que tener la oportunidad de verla en pantalla grande una vez en la vida. Siempre he pensado que hay películas que por su grandeza tienen que verse en pantalla grande, como Lawrence de Arabia, Barry Lyndon, Vértigo o El Padrino. Blade Runner es una de esas películas que, aún siendo una gozada en cualquier formato, en pantalla grande adquiere una grandiosidad totémica, como si sólo pudieras adorar aquello que ves proyectado en la pantalla y babear pensando en cada minúsculo pero a la vez monumental fotograma. Desde que suena la melodía inicial de Vangelis y ves los títuls de crédito, que demuestran que es de las pocas cosas buenas que la estética ochentera nos ha reportado, quedas hipnotizado por la magia que creó Ridley Scott, haciendo uso de algunas pinceladas de la obra de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que tuve el (inmenso) placer de leer el pasado verano. Y digo hacer uso de las pinceladas de la obra de K. Dick porque la cinta está más cercana al mundo oscuro de Chandler y Hammet que al futuro apocalíptico y sectario que imaginó el escritor inglés. Aún así, el debate sobre la vida y la muerte, sobre el control del individuo, representado en ese gran ojo que todo lo ve, presiden la obra maestra de la sci-fi.



Y es que, al ser una película de ciencia- ficción, muestra todas las inquietudes de este género, tan habituales como necesarias, el cuestionarse cosas que el resto de géneros artísticos no hacen, y le da a la película un toque totalmente ambiguo, al no aclarar nunca todas sus pequeñas intrahistorias, lo que la convierten en la película más enigmática de la historia del cine, y con más secretos y debates en torno a su fondo y forma (si no contamos con el vaso de leche de Sospecha, claro está). Y es que, mientras la novela tira más por los conceptos de la fe humana, de si realmente existe un dios, y de cómo este influye en la sociedad y juega con sus seres, reales o no, la cinta de Scott se centra más en el dilema moral de si es el hombre el que juega a dios, y si sus "engendros", por llamarlo de algún modo, pueden y merecen vivir como humanos, o nunca alcanzarán tal grado de, por llamarlo de algún modo, vida. Quizás por ello, tenemos el duelo entre Roy Batty, el más terrorífico ser que uno pueda echarse a la cara, y Rick Deckard, ese antihéroe que, si en la novela se mueve por mejorar su estatus social comprando animales reales, y por el choque de sentimientos al enamorarse de un ser artificial al que debía darle caza, en la película no es más que un mero asesino capaz de retirar (asesinar a sangre fría, y por la espalda si hace falta) a los androides.



Al final de la película, no queda claro quien es el bueno, si el cazador o la presa, si aquel que tiene la vida y la asume como una gris obligación hasta la muerte, o aquel que carece de ella y la ama hasta el punto de no matar a su enemigo con tal de no exterminar una vida. Probablemente, la cinta supera al libro, aparte de porque simplifica conceptos hasta hacerlos sencillos de entender por el espectador sin perder su fuerza filosófica, y por la excelente ambientación, creadora del cyberpunk, en hacer de Deckard alguien que comienza a cuestionarse todas sus creencias, no sólo por el mero hecho de enamorarse de una androide, si no por verse reflejado en aquellos a los que asesina, por ir comprobando poco a poco el terror que supone vivir con miedo, como bien le dice Batty, saber que tienes a alguien con quien hincarás la rodilla en el suelo, alguien que te puede matar por la espalda en cualquier momento, y lo peor de todo, el saber que puedes dejar de ver a ese ser amado, al que quizás amas igual que odias.



Pero, lo que realmente hace grande a Blade Runner es la capacidad de narrar una historia de cine negro en pleno futuro, siguiendo los patrones clásicos del género que perfeccionaron Wilder o Siodmak. Y es que Rachel no deja de ser una versión actualizada de Evelyn Muwlray o Phillys Dietrichson, una femme fatale moderna, aunque con un interesante punto de inocencia y bondad, pero no por ello dejará de significar la perdición para el propio Deckard, quien es una modernización del arquetípico personaje encarnado por Bogart, perdedor hastiado de vivir, que observa como su existencia se diluye cada día un poco más entre los fideos chinos de la moderna Chinatown y su whisky barato que bebe en su destartalada casa. Y Roy Batty es el perfecto enemigo del justiciero, ese ser que parece indestructible, y que no representa otra cosa que el cambio, ese Mesías anunciado que con su retorno traerá el fin de todas las cosas, y probablemente el personaje más "Nietszche" de la historia del cine, ese que, saltándose todas las normas establecidas, elimina a su creador, a su dios, y, sin embargo, a pesar de ello, ante la imposibilidad de suplantarle, comienza su crepúsculo y asume su muerte de la forma más poética posible, probablemente el monólogo más repetido en la historia del cine, y que es imposible no exponer aquí, por muy repetido que haya sido en todo lo que se ha escrito sobre la cinta.







Y así acaba Blade Runner, de una forma bella pero trágica, sin lugar para la esperanza, en un mundo finito donde todo tiene fecha de caducidad, una historia pesimista, pues los personajes huyan de aquello de lo que nunca podrán escapar: la muerte.



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jueves, noviembre 01, 2007

Song for Bob

En la historia del western, varias cintas se han salido por la tangente para intentar crear un punto de vista diferente sobre las diferentes leyendas y mitos del oeste americano, y reinterpretar la historia a su manera. Desde Por un puñado de dólares hasta Pat Garret & Billy the kid, pasando por El tiroteo o la pretenciosa y aburrida Deadman, todas ellas han intentado ofrecer al espectador algo a lo que no estaban acostumbrado, con más o menos éxito, y pusieron su granito de arena para el género más importante en la historia de este medio. El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford va un pasito más allá y se sitúa en un nivel más allá dentro del western, contando una historia de sobra conocida por todos los amantes del género como nunca se había hecho hasta ahora, y es que la historia se mueve sinuosa entre el drama intimista y el western crepuscular, regado con gotas de expresionismo que dotan a la cinta de un lirismo abrumador, pero que no se queda en un mero ejercicio esteticista, contando con el poso y la grandeza de los westerns clásicos pero con un toque totalmente extraño al género, dándole un toque fascinante y renovador a una historia mil veces contada. Todo ello hacen de esta historia un extraño western minimalista al que es realmente difícil buscarle influencias entre algún maestro del género como Ford, Hawks, Leone o Boetticher, y es que, a quien más podría recordar es a directores tan diferentes como Kubrick o Malick.

Como hace dos años hiciera Cronenberg en Una historia de violencia, Andrew Dominik disecciona al héroe en todas sus vertientes, analizando punto por punto el carácter del Robin Hood moderno, que, como ya le sucedía a Viggo Mortensen, aquí tiene más aristas de las que la gente le presume, especialmente Bob Ford, quien descubrirá que la mayoría de las leyendas decepcionan, y que, como decía Solid Snake a propósito de sí mismo en Metal Gear Solid, de héroe o leyenda a villano no hay más que un paso. Todos parecen ver en Jesse a un moderno Prometeo que roba a los poderosos para dárselo a los pobres, pero él mismo sabe, y Ford se dará cuenta con el paso del tiempo, que no es más que un ser humano, con sus numerosas debilidades. La película es la narración de ese proceso, del absoluto endiosamiento al odio más visceral, pasando por el miedo o la envidia, de un personaje aparentemente frágil y honesto, pero que en el fondo se descubre a sí mismo como un cobarde. Presentado al comienzo como un ente casi fantasmagórico, por encima del bien y del mal, el director va desnudando también el alma de Jesse James hasta hacerle vulnerable, y quitarle ese halo mágico que parecía rodearle en la primera (y sensacional) secuencia del robo al tren. Es también una visión pesimista del mundo, de la decepción y la desconfianza como motor de todo, pues, justo cuando el personaje de Pitt decide confiar en alguien, firma su sentencia de muerte, y es que aquí lo importante no son los tiros, si no lo que estos luego originan.

Pudiendo ser acusada de tediosa, plúmbea y barroca, es innegable que el estilo que ha escogido Dominik para su película es sorprendente para un western, puesto que no es una lentitud tensa como la de Hasta que llegó su hora, buscando el suspense, es una lentitud asfixiante, densa, como si toda la película se tratase del último jadeo de un moribundo, construida a base de detalles, de miradas, de silencios, que reportan escenas antológicas como la de la cena, de risas, como la perturbada y demencial risa de Jesse James. Dominik pone en escena un guión confuso por momentos, y que adolece de falta de continuidad en algunos momentos, y de falta de desarrollo en ciertos aspectos, pero que, conforme avanza la historia y el espectador ata cabos, funciona como un mecanismo de relojería. El interés del relato no está en ver cómo asesina Ford a James, pues el suspense se borra de un plumazo con sólo leer el título, si no qué cúmulo de circunstancias llevan al aniñado ladrón a asesinar a su héroe, y cómo lo maneja el director, haciendo de esta película algo más que un mero western, siendo heredera de Centauros del desierto y Sin Perdón en el estudio intimista del personaje protagonista, de todos sus miedos y sus inquietudes con unos Pitt y Affleck realmente sorprendentes, sobre todo este último (extraño que sea hermano de quien es), y un reparto de secundarios perfecto, además de una música que encaja como un guante con la película, lo que la hacen ser, probablemente, el mejor western desde la obra maestra de Clint Eastwood.

Disfrutad de la creación de Nick Cave para el cobarde Robert Ford



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Para Auster ;)

lunes, octubre 29, 2007

Lay lady lay

Dylan, Dylan, Dylan... ¿Qué se puede decir de Dylan que la prensa española no haya dicho estos días? Desde que es un bastardo hasta que, como bien dijo el crítico de televisión de Elmundo.es, pasa de todas las entregas de premios, y mucho menos, una tan cutre como el Príncipe de Asturias... ¿Qué podemos esperar de España? Va la princesa y se la aclama como si hubiera hecho algo para merecer ser hija predilecta de Oviedo... pero claro, te follas al hijo del Monarca y ya comes gratis hasta en el McDonald's. A lo que íbamos... hablar de Dylan es como hablar de Gran Hermano (o cualquier programa de telecinco), quizás no lo sigas, pero algo de él has escuchado, y bueno, en todos lados lo tienes, el último sitio, las vallas publicitarias de Ballantines, si no me equivoco...

Mi relación con Dylan es probablemente la más longeva con un músico, después de los Beatles, evidentemente. Tenía yo 11 o 12 años, no lo sé, y le descubrí por Like a rolling stone. Para muchos, la mejor canción de la historia, para mí, en su momento, una mierda de canción aburridísima. Con el paso de los años, la historia de esa bala perdida se convirtió en una de mis tres canciones favoritas, junto a While My Guitar Gently Weeps, y a Stairway to heaven. De pequeño no entendía lo que quería decir, siempre iba con esa aureola de señor protesta, y yo lo englobaba en la misma categoría de gentuza como Ismael Serrano y cía, pero decía: Será igual, pero esté es bueno. Hoy, evidentemente, lo tengo en una categoría bien distinta, y al otro... bueno, digamos que he conseguido no intentar suicidarme cuando le escucho.

Bob Dylan escribió sobre lo que quiso, cuando quiso y como quiso. Ha sido uno de los artistas insobornables, por mucho que algunos desgraciados le acusaran de venderse cuando tocó la eléctrica en el famoso concierto de Newcastle, y a pesar de hacer algunas payasadas como su conversión al cristianismo y su ridículo con el papa... haz como yo, Dylan, asume que eres un judío y disfruta de tu situación. Todos los que hemos leído sobre él sabemos que es un gilipollas, que de buena persona tiene lo que Randy de no impío (lo siento, pero no conozco el contrario de impío), y que hizo lo que le salió del forro sin tener en cuenta a quien perjudicaba, pasando incluso de su novia por aquel entonces, Joan Baez, para progresar en su carrera... pero aquí le medimos como músico, no como persona, si no yo sería el mejor músico de todos los tiempos. Cantó a la guerra, cantó a las injusticias sociales, cantó a las drogas, y, cómo no, cantó al amor. Algunas de sus mejores canciones son baladas o dedicatorias amorosas a las musas, y esta canción es una de las más brillantes, y también una de mis favoritas. You're the best thing that he's ever seen.



Y para terminar, una de mis escenas favoritas de la historia del cine. Para todos los heavys garrulos, Knockin' on heavens door no es de los Guns n' Roses, si no de Dylan. Pat Garret & Billy the Kid, brillante película con banda sonora del maestro. Otro maestro, Peckinpah, aprovecha su música para crear una de las escenas más bellas de la historia. Yo también quiero morir así, llamando a las puertas del cielo.

domingo, octubre 21, 2007

Cause we've ended as lovers

Cuando, rara vez, me pongo a hablar de sentimientos, cuando intento explicar a los demás las sensaciones que me producen determinadas cosas, me veo totalmente impotente ante la escasa capacidad que tengo para transcribir mis emociones a través de la palabra, me resulta imposible exponer con argumentos minímamente razonados lo que siento. Son meras palabras sueltas, acaso una frase mal hecha, entre constante balbuceo, lo único que alcanzo a decir. Probablemente no soy el único, supongo que no todos podemos describir nuestros sentimientos como lo hacen los escritores de primer nivel... pero claro, para algo ellos son escritores leídos en todo el mundo y yo no soy más que un palurdo que escribe en un blog que, salvo su fiel parroquia de lectores... y Marcos Domínguez, siguen habitualmente. No puedo ir por ahí cual artista bohemio plasmando mis inquietudes en una moleskine, y tampoco soy tan alucinante como para escribir una canción sobre lo que siento cuando me levanto por la mañana y veo que el mundo es una mierda o si me inspira lo suficiente la musa... no tengo ese don. Claro que, la verdad, tampoco lo busco. Nunca pensé la opción de ser músico pese a mis leves coqueteos con la batería porque sinceramente no tengo ganas de crear nada nuevo, la música que quiero escuchar ya está inventada. Quizás por ello, cuando busco transmitir sentimientos determinados, siempre elijo una canción, y le digo a determinadas personas que las escuchen. Evidentemente, no se lo digo a cualquiera, si no a esas personas que sé que me van a entender.

Por lo que he puesto arriba, porque hay sensaciones tan difíciles de explicar con las palabras, elijo quizás esta canción de Jeff Beck que va más allá de las palabras, y transmite todo mediante la melodía, un brillante ejercicio instrumental que es una de las cimas del jazz blusero, o del blues jazzy, como lo queráis llamar. Más allá de la apariencia, del significado de las letras, esta canción es puro sentimiento, y es como cuando te enamoras de alguien. Mi concepto del amor quizás es algo difuso... no me enamoro de un culo, no me enamoro de un par de tetas, ni de una sonrisa bonita (y si no me equivoco, yo he visto la sonrisa más bonita del mundo), como sí parece que puede hacer mucha gente, alguna de la cual me sorprende. No me refiero a una atracción física, si no al concepto más puro del amor, por recurrir al término más cursi posible. Eso no puede explicarse ni con letras sexuales del rock ni con el romanticismo del pop más puro, eso sólo puede explicarse mediante las sensaciones que provoca oír una canción, y esta de Jeff Beck es un ejemplo perfecto. Es como enamorarte de alguien, tienes que ser capaz de asumir que no todo es maravilloso, si no que tienes que afrontar momentos de tristeza, y no serán ni uno, ni dos, si no bastantes, pero hay que ser capaz de aguantarlo, como quien pasa una noche entera a solas escuchando blues del más amargo que se pueda, ese de ramalazos que sólo puedes percibir si has sentido alguna vez lo que quiere transmitir la canción, saber captar los silencios, el tacto de la cuerda de la guitarra como si fuera la piel de la persona que quieres, como si le agarraras la mano debajo de la mesa para que nadie os viera estar juntos, y cómo, a través de un trozo de madera, ser capaz de expresar en un par de minutos más que miles de poetas durante cientos de años, cosas que sólo pueden explicarse a través de un beso o una mirada, y entonces tienes que estar dispuesto a todo ello para al final disfrutar de los buenos momentos, que a veces son menos de los esperados, pero cuando ves la sonrisa más bonita del mundo, piensas que todo ha merecido la pena... porque yo al menos pienso que sí.



M&M

lunes, octubre 01, 2007

The show must go on

Bueno, llevaba sopesándolo un tiempo, y hoy quizás me he animado... bueno, más bien decidido. No me motiva escribir en este blog, y quizás prefiero aprovechar lo poco que escribo para estar en el de msn, así que digamos que voy a cerrarlo. Quizás no es un adiós, y sí un hasta luego, eso el tiempo lo dirá. Iba a poner a The Doors, pero como quizás no sea un adiós definitivo, prefiero decir que el show ha de continuar. Ha sido un tiempo bueno, me ha gustado escribir en este blog, que ha durado un año, pero conforme decrece el interés de la gente en el blog, que era lo único que me animaba a escribir, descendían mis ganas de seguir posteando. A mis habituales lectores y posteadores, agradecerles el tiempo que han estado aquí, a Auster, por colaborar con su post sobre Love, y a los demás... bueno, pues nada, que no suelo agradecer a la gente que no hace nada, y tampoco lo haré en este caso. Dudo mucho que lo retome, porque en su día empecé este blog para ilustrar con canciones lo que pensaba, como hacía con el blog de msn, aunque aquí de forma práctica. Me he dejado muchos grupos que quería poner aquí, como, sólo por poner un par de ejemplos... no sé... Jeff Beck, Yes, Free, Captain Beyond, Kasabian... pero bueno, ya los conoce mucha gente, así que nada.



Nos vemos!

viernes, septiembre 21, 2007

War pigs

Normalmente cuando estoy triste suelo escuchar a Queen, que es lo que me levanta el ánimo, o blues, para, conforme avanzan los acordes de guitarra de, generalmente, Robert Johnson, Jimmy Page, B.B. King o Eric Clapton, hundirme lentamente en mis miserias y volver a resurgir, o al menos intentarlo. Pero resurgir es difícil siempre, y en los últimos meses, cuando me he llevado alguna decepción, me ha costado salir adelante más de lo habitual, quizás porque no tengo la motivación suficiente, o porque las cosas no van tan bien como yo creía en ningún aspecto. Pero... no sé, el día de hoy lo veo diferente, no tengo la clásica tristeza de sentirme inútil, si no es más bien la necesidad de sentir como si el mundo se confabulara contra mí (y que alguna persona que conozco siente todos los días de su vida, le pediré consejo).

Me he ido a youtube y, de forma totalmente extraña, me he puesto a ver vídeos de Black Sabbath, el grupo que más odio emana en sus canciones, un grupo que supo hacer de la oscuridad interior y el miedo a todo su mejor virtud a la hora de escribir canciones. Viendo cómo se pudrían en Birmingham, sin opción alguna al triunfo, sin nada que les permitiera escapar al fracaso, se enfrascaron en retratar una visión malsana y enfermiza del mundo, y la verdad es que, en días como hoy, creo que es el grupo que mejor ha sabido retratar el mundo tal y como es, y es que no lo hacían para dárselas de malotes como los raperos o los grupos ultraoscuros... si no porque realmente así conciben el mundo. Yo hoy lo veo todo así, un poco como si fuera Travis, y nada mereciera la pena. Ha llovido, y realmente creo que ni eso bastará para limpiar todo un poco. La calle huele mal, no hay nada que hacer en una ciudad anodina como Sevilla, donde no hago más que ver como palurdos de todo calado social campan a sus anchas, triunfadores en una sociedad que hace todo lo posible porque lo sean, y la semana que viene empiezo las clases, sí, un año más, en esa sucia carrera que no hace más que quitarme el sueño mientras veo que no conduce a ningún lado, y cuyo último examen de recuperación he suspendido y creo que va a ser otro año tirado mientras mis padres me dicen que hay que estudiar porque sí... y para colmo, casi me mato dos veces con el toallero de la ducha.

Quizás estoy lleno de odio, sí, y quizás soy mala persona por desearle cosas malas a mucha gente (lo hago, sí, aunque muchos no lo crean, y lo peor es que no siento el menor remordimiento si lo que les deseo les pasa), pero la semana pasada fue, quizás, la mejor de mi vida, hice algo que llevaba mucho tiempo queriendo hacer y todo fue perfecto, y daría lo que fuera por repetirla, y ahora sólo me queda conformarme con el recuerdo y saber que, de momento, y si miro al futuro, no se va a repetir... y sí, probablemente mañana me volveré a pegar con el toallero de la ducha.



Tras tener este blog desatendido todo el veranito, vaya forma de retomarlo, ¿Eh?

jueves, julio 26, 2007

Todd's tune

Habiendo leído el texto que escribió la señorita Auster la semana pasada, no me queda mucho más que decir. Además, estoy cenando, y sólo era para poner mi último descubrimiento, de hace un par de meses, Bubble Puppy, un grupo de rock psicodélico con pinceladas de hard rock. Todd's tune, de su álbum Demian. Grupazo

domingo, julio 15, 2007

A house is not a motel

Antes de que os sorprenda la calidad de este texto, he de advertir que no es mío, si no de una persona cuyos conocimientos musicales nos dejan a todos a la altura del betún (incluso a Javi). Si hay alguna alabanza como las que acostumbráis a brindarme, dádselas a la autora del post, Auster. Aprovecho para decirle a Carlos que, aunque indirectamente, cumplí la promesa. Disfrutadlo, que vale la pena:

Para mi madre la gente se dividía en dos clases, los que nacen con estrella y los que nacen estrellados, y Arthur Lee nació estrellado, supongo. Traspapelado entre nombres como Janis Joplin, Neil Young o Byrds, el tipo que recomendó a Elektra el fichaje de The Doors estaba convencido de que moriría en 1967 y se propuso hacer el mejor disco de la historia como legado. Puede que Forever Changes no lo sea, que sea difícil de catalogar, que la mitad del planeta no lo conozca ni oiga hablar de él en su vida. Puede incluso que Da Capo o el homónimo Love sean infinitamente mejores, pero si siempre se cita éste como su trabajo más representativo... algo consiguió.Love fue el primer grupo rockero que fichó Elektra, donde en 1966 ve la luz su debut. Un año más tarde, el monstruo de dos cabezas que lideraban Lee y el guitarrista Bryan Maclean, dan forma a Da Capo y, casi sin respiro, a Forever Changes. El disco no recibió demasiada atención porque el sello estaba más centrado en el lanzamiento de los cuatro de Jim Morrisson. Transcurridos poco más de dos años y con tres trabajos magistrales, la banda comienza a sufrir sus primeras bajas por problemas con las drogas y rechaza participar en el Festival de Monterrey, algo que les podía haber llevado al éxito. Casi a la par Elektra ofrece a McLean comenzar una carrera en solitario y abandona el grupo, con el consiguiente despido del resto de componentes por parte de Lee, que ficha a nuevos miembros y da carpetazo a su contrato con Elektra con Four Sail. Su carrera de altibajos queda reflejada en Out There y False Star (con Jimi Hendrix invitado en The Everlasting First) y en 1972 publica Vindicator en solitario, revive el nombre de la banda como Arthur Lee & Love y sigue girando hasta su encarcelamiento en el 96. Es en la cárcel donde recibe la noticia de las muertes de McLean y el bajista Ken Forssi, y ante la imposibilidad de reunir a la formación original, recluta a su salida a Baby Lemonade como banda de directo. Con ellos graba en 2003 el repertorio completo de Forever Changes, que se publica en DVD en 2003. Una de las últimas actuaciones de Love with Arthur Lee en España (tras disolver la banda original) fue en Festival de Benicassim de 2004, con un Lee al frente de la banda que las crónicas recogieron como balbuceante, olvidadizo y completamente ebrio. Al señor Lee, que merecía que besasen el suelo antes de pisarlo (aunque lo hiciese tambaleándose), le abuchearon hasta la saciedad. Lo que se pasó por alto es que poco antes de salir al escenario le habían comunicado la muerte de uno de sus mejores amigos. "Lo siento mucho, me he enterado hace dos minutos... Mi madre murió hace cuatro años, mientras estaba en la cárcel, pero entonces no pude llorar porque allí no puedes mostrar ningún síntoma de debilidad". En 2005 rompe con la banda y es diagnosticado de leucemia. El tipo que compuso uno de los mejores discos de la historia tuvo timidísimos titulares el 3 de agosto de 2006: su paso por la cárcel tras disparar una pistola al aire, su historia con las drogas, su enfermedad... y muy pocas páginas para hacerle justicia. Por eso (de forma algo estúpida, supongo), relaciono siempre a Lee con aquella canción de Elton John (la que sirve para cualquier rubia que muera) en la que decía que el día que murió Marilyn los periódicos tan sólo destacaron que estaba desnuda. "Sentado a un lado de la colina, viendo morir a todo el mundo, me sentiré mucho mejor en el otro lado, me pondré a hacer dedo". Estará con Syd Barret y Nikki Sudden, un año en que perdimos a tres de los hermosos vencidos de los que hablaba Cohen.


"...I heard a funny thing, somebody said to me you know that I could be in love with almost everyone, I think that people are the greatest fun and I will be alone again tonight my dear"


Me agobia hablar de las canciones de Love, quizás cuando algo te gusta tanto tienes la impresión de que puedes hacer una interpretación equivocada, pero a la vez es muy tuyo y sabes que te pertenece de alguna manera. Yo a Love los conocí en una camiseta; es así como conoces a un montón de bandas que tienen logotipos tan famosos como sus nombres: MC5, Stooges, New York Dolls, Ramones... te los encuentras en cualquier esquina y un día decides que quieres saber qué hay más allá de esas letras.Recuerdo el día que conocí a Love porque fue el día en que alguien volvió aparecer en mi vida y me dijo que se quedaría. Y se quedó, sí, once horas. Al día siguiente teníamos que vernos y pasé tres horas y media esperando a que llegase bajo la madre de todas las tormentas. Y con una caladura hasta los huesos me fui. Lo único que me dijo es que llovía demasiado para salir a la calle. Recuerdo que en casa puse la cinta que me habían dado la noche anterior, la del tipo ese que se parecía a Jimmi Hendrix, el de la camiseta con las letras psicodélicas... y creo que olvidé a la persona y a la dichosa tormenta en el segundo tema, y supe que Forever Changes había llegado para quedarse. Hay discos con los que lo sabes a la primera escucha, y con A house is not a motel o Alone again or, me sigo emocionando como esa primera vez que las escuché. Y ahora, cuando alguien dice que quiere quedarse en mi vida, le pongo bajo la lluvia durante horas.


"...You are just a thought that someone, somewhere somehow feels you should be here, and it's so for real to touch, to smell, to feel, to know where you are here, and the streets are paved with gold and if someone asks you, you can call my name, I hear you calling my name"



M&M

miércoles, julio 11, 2007

I looked away

Eric Clapton, alias Mano lenta, usease, Slow Hand, es probablemente uno de los 6 o 7 guitarristas más importantes dentro de la historia del rock 'n' roll. Sin él no tendríamos clásicos como Layla, Sunshine of your love o Tears in heaven. Su importancia dentro de la música en los últimos 50 años es capital, y hasta los Fab Four se beneficiaron de su talento, principalmente Harri, en While My Guitar Gently Weeps. Con Harri le unía una grandísima relación de amistad, y eso se tradujo en numerosas colaboraciones entre uno y otro, pero a destacar una: Concert for Bangladesh... y bueno, quizás el Concert for George, donde múltiples amigos de Harri tocaron la guitarra acompañados por el hijo de este, Dhani... bueno, que me voy por los cerros de Úbeda.

Podemos decir que Clapton fue el que inicio la guitarra en el sonido moderno a través del blues americano más clásico. Hooker, Didley, Johnson... todos ellos fueron sus maestros. A raíz de ahí, nacieron The Yardbirds, posterior semilla de Led Zeppelin. Básicamente un grupo de blues, intentó llevarlo al mismo nivel que Beatles o The Who, pero al no querer pasar del blues y tras convertirse en el mayor éxito de la banda For your love, una composición bastante pop... pues coge puerta, siendo sustituído por Beck, que a su vez sería sustituído por Pagey al cabo de los años. ¿Qué hace Clapton luego? Pues se va, ni más ni menos, que con un jovencísimo John Mayall y forma parte del primer disco de los Bluesbreaker... aunque ávido de nuevas experiencias, deja la formación. ¿Qué haría cualquiera en esa situación? Ponerse en plan megalómano con una carrera en solitario como ex- de... pero Clapton, alias God, forma una de las 10 bandas capitales en la historia del rock: Cream. Dudo mucho que haya habido algún grupo más importante en la historia, salvo Beatles, Led Zepp y la Experience. Con un grupo que cogía de todos lados, un batería portentoso y un bajista frenético, sacan 3 discos de estudio que son 3 auténticas obras maestras... pero por azares del destino, se vuelven a separar... y vuelve a intentarlo con Blind Guar... esto... es decir, Blind Faith, se me olvidaba que aquí sólo se habla de buena música y no de garruladas. Nuevamente, tras un gran disco debut, deja el grupo y nada, vueeeelta a las andadas.

Está visto que lo de Clapton con los grupos no va bien. Pero una especie de momento mágico ocurre: Clapton cae profundamente enamorado de Patty Boyd, la novia de su mejor amigo, George Harrison... ¿Qué pasa? Que Harrison se ha cansado de "la chica que se parece a BB", como él la llamaba, y llega a insinuarle a Clapton que incluso se la cambiaría por su nueva Fender Stratoscaster... para ella (o eso dice él, yo creo que es por otra chica) compone Layla, la canción por la que será recordado siempre Derek & the Dominos. Pero la canción que hoy vengo a poner es I looked away, la canción de apertura de Layla & other assorted love songs. Una preciosa balada que me parece el mayor adelanto del Clapton en solitario, que era más melódico, dejando la parte rockera a un lado. Ignoro a quien va dedicada, o si la compuso pensando en alguien, pero yo ya tengo un leve indicio...




M&M

jueves, julio 05, 2007

Lover, you should've have come over

Luque, ya sé cómo quiero morir, en cuanto me saque el carnet de conducir, tirándonos de un puente en mi coche escuchando Led Zeppelin contigo - Randy el Impío, emulando a Jeff Buckley, dixit



M&M

domingo, julio 01, 2007

Tuesday's gone

Lynyrd Skynyrd siempre ha sido un grupo de leyenda. El gran grupo de rock sureño junto con los Allman Brothers,heredero de la mejor tradición del blues y el folk yanki reconvertido en un grupo de importancia capital en la historia de la música a través de su peculiar modo de convertir unos géneros típicos del sur americanos en algo propio del rock mundial y de la cultura moderna. Y es una de las bandas precursoras del mejor hard rock que vino posteriormente, y como ya he dicho, el comienzo y la cumbre del rock sureño americano. Al igual que con los ya nombrados Allman Brothers, el destino tiñó de negro la historia del grupo. Si en el grupo de los hermanos Allman fue la muerte de Duane, uno de los 10 mejores guitarristas de la historia del rock, aquí fue la muerte de Ronnie Van Zant, el mayor icono de esta peculiar banda de camisetas negras y camisas de cuadros, el que dió un giro a la historia del grupo. Si los primeros sustituyeron a Duane por el segundo guitarrista, Lynyrd Skynyrd optó por cortar en secó... aunque 8 o 9 años después, Johnny Van Zant, a la sazón de Ronnie hermano de Ronnie, decidió reunirlos de nuevo.

Ronnie Van Zant tenía la clásica voz sureña, sucia aunque desgarradora, capaz de tocar todos los palos de la banda sin necesidad de cambiar de registro. Era un tipo carismático que dejó impronta en el rock, aunque hoy en día se le recuerde poco. Esa pose chulesca, esos aires de paleto de Alabama que tenía y ese sombrero de cowboy adornando su cabezón es una de las imágenes que más me gustan de la historia del Rock N Roll. Igual que Elvis tenía su movimiento de pelvis y sus trajes horteras, Janis su toque hippiesco o Freddy Mercury su look "ostra azul", Ronnie siempre llevó su look hasta el momento en que murió. Por ello, nunca jamás pondrán en un avión Sweet Home Alabama.

Dicha canción hoy en día se ha convertido en un himno para los estadounidenses. Un país sin idiosncrasia, sin historia, ha hecho de la música su bandera, y podemos dar fe que a su altura sólo está el Reino Unido. Nació como una respuesta a Neil Young, que según he leído, escribió Alabama criticando a los sureños y su presunto racismo y forma de vida. Así que, orgullosos de su lugar de procedencia, la escribieron, y en breve, Sweet Home Alabama se convirtió en un éxito, y se volvió la canción identificativa del grupo, junto a Freebird. Esta última probablemente sea la mejor pieza jamás escrita por la banda, y bajo mi punto de vista, contiene uno de los 3 mejores solos de la historia de la música (junto a Stairway to heaven y a Comfortably Numb). Escrita en homenaje a Duane Allman, fue la canción que cerraba el disco debut de la banda, Pronounced Leh-Nerd Ski-Nerd. De este álbum es la canción que voy a poner. En un grupo que destacaba por su ácida visión del blues y del country y demás tradiciones sureñas, destaco Tuesday's Gone, que probablemente es su mejor balada junto a I need you. Una letra melancólica sobre el amor perdido... un poco como todos.




M&M

jueves, junio 28, 2007

Any way you want it

Bueno, tras el largo tiempo que he pasado sin escribir debido a los problemas que he tenido en el pc, aquí vuelvo, a la carga, con el blog musical más poderoso a estas orillas del Mississipi. Para ello, quería poner una canción facilita de escuchar, pero que al mismo tiempo tuviera una calidad musical acojonante, así que de canción del verano, nada... ah, por cierto, este verano, si puedo escribir más, combatiremos a las malvadas canciones del verano que vengan a dar por culo. Yo al menos pienso hacerlo, porque he acabado hoy los exámenes, y pienso pasarme un mes de julio de relax absoluto, y eso implicará que escriba más.

Journey es un grupo que me gusta muchísimo desde hace años, sobre todo por su batería Steve Smith, y su segundo vocalista, Steve Perry (que por cierto, tenía un toque a Bon Scott, físicamente hablando, claro), amén de su genial teclista, cuyo nombre no recuerdo ahora... Los descubrí por Los Simpsons, y no sé porqué, siempre los confundí con Rainbow, el grupo de Ritchie Blackmore y Cozy Powell, pero luego gracias al Impío ausente, logré descubrir su verdadero nombre, y lo más importante, su look hortera... y aquí os dejo el tema que descubrí en Los Simpsons, cuando el hijo de Monty Burns, se reúne con su padre después del "secuestro" de Homer, y así como quien no quiere la cosa, suena esta canción, de no se sabe dónde, y todos comienzan a bailar... no es ni mi canción favorita de Journey, ni es mi disco favorito, pero es sencillita y pegadiza, así que pega bastante, que hoy hace calor... viendo que tengo ahora mismo en la cabeza demasiado cine por culpa de mi último examen, no comentaré en exceso.. disfrutadla, porque merece la pena.



M&M

domingo, junio 03, 2007

Since I've been loving you

Cuando me quedo en silencio, intento explicar lo que siento por ti.
No sé si lo leí en un libro, lo escuché en una canción o lo decían en una peli... el caso es que esta frase me dejó totalmente atontado, sintiendo que iba para mí, y que alguien me la decía...

Sé que puedo ser pesado con Led Zeppelin, sé que nombro a Jimmy Page más que al ambiguo aunque tierno Marcos Domínguez, pero esta canción significa mucho para mí, y no quería dejar de ponerla en este santo y magno blog. Iba a ir acompañado de una foto de regalo de cumpleaños que me ha encantado, pero no va a poder ser... así que os dejo con el carismático, Jimmy Page, y EL BLUES: Since I've been loving you.






M&M

jueves, mayo 24, 2007

Fly the moon

Hoy vengo presto a escribir, lo debo, hice una promesa, y como siempre, 2 meses después, la cumplo. Y lo haré con una mentira. Y es que no puede calificarse como otra cosa esta canción, clásica definición del amor perfecto que nunca se da, por los motivos que sean.

Nunca he sido muy fan de Sinatra, pero como todo el mundo, en algún momento de mi vida (probablemente ebrio) he cantado el My way o el New York, New York... no es que esté muy orgulloso de ello, pero cuando he cantado Don't stop me now como una loca por la avenida de la Constitución en fin de año agarrando a un impío ebrio y violento, tampoco puedes caer más bajo. En fin, todos hemos oído y cantado a Sinatra, y yo además en público. Fue el día que murió... lo recuerdo como si fuera ayer. Fue un jueves de, si no recuerdo mal, el 98. Tenía clase por la tarde, de música, y antes de bajar a gimnasia, el profesor por la mañana nos dijo que para la tarde todos lleváramos un mural con fotos de Sinatra... y que cantáramos algo...

En fin, llegó mi momento crucial, yo ahí en mi pupitre, el tío más cortado que hayáis imaginado, el único que nunca actuaba en las funciones de la clase porque no me salía de los huevos, cantando My way... fue uno de los momentos más realmente patéticos de mi vida. Con 11 años, la voz entrecortada y siendo un tapón, el profesor me hace subir a la pizarra y ponerme a imitar a La Voz... doy gracias a Clint de que nadie grabara ese momento, porque sería el final de mi carrera como crooner, incluso antes de haber comenzado.

Nunca me cayó demasiado bien el amigo Sinatra... un tío que no soporta al grupo más grande que ha dado la historia de la música no puede caerme bien, pero mira... alguien que tiene a Ava Gardner lo quita toda su vida, será por algo...



Para mi pequeña Mary, mes y pico después cumplo mi promesa XD

M&M

lunes, mayo 21, 2007

Rory Gallagher, al fin

Aquí tenemos mi primera obra a presentar, de la colección Montana, es Ensayo de álbum en vinilo de Rory Gallagher, Tattoo, sobre bandera del centenario del Sevilla con póster de Led Zeppelin al fondo y con iluminación divina.





Y aquí mi segunda obra, Ensayo de álbum en vinilo de Rory Gallagher, Tattoo, sobre bandera del centenario del Sevilla y con menos luces que Marcos Domínguez, alias "El ambiguo pensador".





Ah, por cierto, un último detallito de la colección Montana



P.D. Wiwin, si a 4 vinilos le sumamos 1, ¿Cuántos vinilos nos quedan?

M&M

miércoles, mayo 16, 2007

Under the Sycomore

Mi particular homenaje a Twin Peaks



miércoles, mayo 09, 2007

martes, abril 24, 2007

Portrait of Jennie

¿Qué ocurre cuando juntas a un pianista excepcional y al que en su día fue considerado el nuevo Miles Davis? ¿Qué sucede si dejas colaborar a Oscar Peterson y a Freddie Hubbard? Pues que únicamente puede salir una colaboración tan excepcional como el Face to face, un disco de tanto calibre que probablemente cualquier monstruo del jazz firmaría.

Tengo vagos recuerdos de la primera vez que escuché a Freddie Hubbard. Probablemente sería en una de mis largas noches de insomnio, esas en las que suelo hacer la mayoría de descubrimientos musicales, escuchando el programa de jazz de RNE que emite de madrugada, y me llamó la atención un "joven" trompetista que fue apodado como el nuevo Miles Davis por sus extraordinarias condiciones con ese instrumento, aunque evidentemente, nunca habrá un nuevo Miles, igual que tampoco habrá un nuevo Brando o un nuevo Beckenbauer. El primer disco suyo que escuché fue el Red Clay, probablemente, bajo mi humilde e inexperta opinión, su mejor disco, y uno de esos álbumes claves en la historia del jazz, que le dejan a uno ese regusto que solo pasa con discos como el Kind of blue, el Love supreme, Body and soul, o el Inmortal, de Charlie Parker.

A Oscar Peterson sí le conocí más a fondo, gracias a un tío mío que era mi proveedor de música antes de tener internet. Un recopilatorio con Chet Baker, Chick Corea, Keith Jarret, Ben Webster, Lester Young o Kenny Burrell, y que aún guardo como oro en paño. Desde entonces, creo que pocos pianistas que he escuchado podrían ponerse a la altura de este absoluto monstruo del jazz y el blues. Art Tatum, Duke Ellington, y quizás Bill Evans y algún otro... pero pocas veces puedes comparar a un guitarrista, por muy bueno que sea, con Django Reinhardt o Andrés Segovia...

Mi intención principal era que escucharais Tippin', mi pieza favorita del disco, de una velocidad y un ritmo frenéticos, con una batería alucinante (Como ayer ¿No, impío?), pero al final me he decidido a que escuchéis una de las mejores canciones que me gusta ponerme cuando estoy absoluto depresivo, y que, sinceramente, ignoro si tiene algo que ver con la peli de William Dieterle: Portrait of Jennie.

jueves, abril 19, 2007

Late november

Led Zeppelin tiene una curiosa anécdota cuando estaban dando un concierto. Llegó el momento de tocar The battle of Evermore, pieza épica del grupo de reminiscencias tolkienianas, y a Robert Plant le tocó hacer la introducción. Quien la haya escuchado, sabrá que no la canta sólo él, si no que necesita la ayuda de una mujer porque se compuso para dos voces, una masculina y otra femenina. Llegado el momento de presentar a la mujer que cantaría con él, se llevó una gran sorpresa: Y bien, espereo que le deis un fuerte aplauso a la maravillosa mujer que nos ayudó a grabar el la canción para el cuarto álbum, ya que sin su ayuda habría sido sencillamente imposible completarla de manera tan excelente como salió: John Paul Jones... ¡¡¡¿John Paul Jones?!!!. Todo acabó con el consiguiente descojone de Jimmy Page y de Bonham, y con la forzada actuación en falsete de John Paul Jones como acompañante femenina.

Esa mujer era Sandy Denny, y a día de hoy, es una de las grandes voces del rock, olvidadas, pero estaría a la altura de una Janis (aunque Janis siempre será Janis), Dusty Springfield o Signe Toly Anderson. Comenzó en los 60 cantando a lo Joan Baez, modelo norteamericano de cansautora, para posteriormente adquirir influencias de diferentes grupos mientras estudiaba música en la universidad, donde se hizo gran amiga de Jimmy Page, que en esos momentos iniciaba una fulgurante carrera como músico de estudio. Tras tocar la pandereta en un disco de su novio, cuyo nombre no recuerdo, cogió el blues y el folk como bandera principal de su temática y entró en diferentes grupos, uno de ellos Single Fairport convention, que tendría hasta mediados de los 70, con su amigo y enorme guitarrista Richard Thompson, y que es un grupo poco recordado hoy en día, The Strawbs, grupo psicodélico donde apenas duró un par de canciones, o Fotheringay, con el que únicamente grabaría un disco.

Tras ello, iniciaría una gran carrera en solitario en la que bebería del mejor folk británico que influyó a otros grandes como Led Zeppelin o Rory Gallagher. Algunas colaboraciones con discos del zeppelín de plomo, o Tommy, la enorme ópera rock de The Who. Alcanzando una gran notoriedad y siendo una de las más respetadas estrellas del rock de estos tiempos, muere, creo que por una caída de una escalera, escasos meses después de haber tenido a su primera y única hija... supongo que si no mueres joven, no eres una leyenda.

jueves, abril 12, 2007

Nowhere Man

Desde el sábado, el disco que más escucho es el Rubber Soul. No sé porqué, quizás porque me anima, y lo último que necesito en estos momentos es ponerme melancólico. O quizás es porque me trae buenos recuerdos. O quizás, sencillamente, porque es el que más me apetece escuchar. Es de mis discos favoritos, dentro de lo que me cuesta escoger un sólo disco de la banda más grande de todos los tiempos, pero me parece un disco que significa un cambio en su trayectoria y contiene mucha más poesía y temas más profundos que los tocados hasta ahora.

La cosa es que esta canción significa mucho para mí, ya que siempre tengo el recuerdo de cuando la vi por primera vez en Yellow Submarine, que es de mis pelos favoritas desde niño y es uno de mis recuerdos de infancia. En ella, el hombre de ninguna parte era Hillary, Bob, Ronald, Jeremy... tan nadie que no tenía ni nombre y no tenía más sitio que un lugar vacío donde pasaba las horas muertas demostrando cuánto sabía en todos los campos posibles de ciencia y arte, pero que realmente se sentía solo y vacío. Cuando se hace amigo de Ringo, descubre las cosas buenas de la vida, y al final acaba encontrando la belleza en lo más oscuro, A rose in nose, y hallando la felicidad en un lugar bien diferente en aquel al que vivía, solo y hastiado de tanta sabiduría.

Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido como Jeremy, perdidos en nuestro propio mundo y engañados por algo que pensábamos que nos hacía felices, cuando realmente estábamos más solos que nunca, y que todo el conocimiento y las cosas supefluas de la vida no hacen más que engañarnos de todo aquello que al final de todo, al final de ese camino, es lo que recordamos, las cosas que sólo las personas con las que vivimos y a las que queremos pueden proporcionarnos, y en los últimos días me he dado más cuenta de ello, que lo que te da un amigo y un sitio en el que sentirte querido no te lo da nada. Todos hemos sido alguna vez Jeremy. Y en todos vosotros, he pensado mientras escribía este post. En Randy, en Abelo, en Anita, en Lau, en José, en Guille, en Puerta, en Antonio, en Dani, en Raúl, en mi niña de los marcas, en mi pequeña Barbe, en mi princesa, en el pequeño ambiguo, en el metro, en la enana malvada... all of you. Belive it or not, It makes me smile.


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domingo, abril 01, 2007

¿Bohemian Rhapsody o Queen II?

¿Os suena esta imagen?

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En esta foto aparece mi futura señora en el lugar de Roger Taylor, acompañado de Thais Villas en el lugar de John Deacon, Yolanda Ramos en el lugar de Freddy el magno y Cristina Peña, diosa del impío, en el lugar de, según leo, su adorado Brian May. Bien. Hasta ahí normal. La cosa es que, según el señor Polanco, este disco, probablemente el mejor de la discografía de Queen junto con el Sheer heart attack, es el Bohemian Rhapsody. Propio de periodicuchos de tercera fila. Esta imagen imita al ¡¡¡QUEEN II!!!... hala, ya me he desquitado, coño. Los irlandeses y Polanco sacan lo peor de mí.

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lunes, marzo 26, 2007

Newborn Awakening

Hay varias cosas que me ponen de muy buen rollo. Puedo estar de bajona gordísima, pero si tengo eso, se me cambia la cara y se me dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Una de ellas es Me llamo Earl. Es una de las pocas series que veo, y que además de eso, disfruto. Veo Little Britain o Prison Break, y también me encantan, pero no me transmiten ese mensaje positivo que sí tiene Earl. La propia idea de la que parte la serie, más sus personajes principales hacen que me llegue al corazón, sobre todo el personaje de Randy. Es probablemente el personaje más tonto de la serie, pero es el mejor ejemplo de bondad desinteresada que se puede poner, o el propio Earl, que era una mezcla de pierrot y el Dioni, y al final te acaba cayendo de puta madre, porque al fin y al cabo también es un bonachón, y así con todo el reparto, porque están tratados con una inocencia y una ternura tremendas. La lista de Earl es de las mejores cosas que le han pasado a mi vida en mucho tiempo.

Una de las cosas que más destaca de la serie es su pedazo de banda sonora. AC/DC, Lynyrd Skynyrd, Black Rebel Motorcycle Club, Queen, The Doors... y precísamente, sobre The Doors va este post. Es otra de esas cosas que me levanta la moral cuando estoy depre.Y esta canción que aparece en un episodio de Me llamo Earl es un gran ejemplo de lo que era su música: psicodelia, como en Light my fire, o lentitud casi tediosa, como Riders of the storm.

Siendo una banda enorme, de las 10 más importantes de la historia del rock (por delante de los Stones, evidentemente), hoy en día sus integrantes no son de los más recordados salvo Jim Morrison. Evidentemente, era fotogénico, para qué lo vamos a negar, y carismático... Ray Manzarek es, probablemente, el mejor teclista que ha parido el rock. Sus melodías son puro ácido, dando la sensaciómn de que estás en la costa oeste yanki poniéndote ciego de LSD en plenos 60. Si fuésemos justos y no midiésemos sólo la belleza, probablemente el gran líder de The Doors debería ser Ray... pero bueno. También debemos recordar a Robby Krieger, el gran guitarrista. Se dice que es poco técnico, que no sabía marcarse un punteo rápido y que su estilo de música era sota-caballo y rey... pero, ¿Quién no se pone farruco con los solos de Light my fire o The end?. Cada día se busca más la técnica en la música, y se olvida a los genios capaces de levantar sensaciones sin necesidad de correr el mástil 3 veces en 1 segundo... probablemente, sin esta banda, el rock psicodélico y el progresivo no habrían sido lo mismo.


Por cierto, mi camiseta de The Doors tiene la portada del Waiting for the sun, como dato estadístico.

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No me he olvidado de tu sorpresa, pequeña wei, pero no la encuentro XD

jueves, marzo 15, 2007

El Señor de los Anillos

El Señor de los Anillos forma parte de mi vida desde que cumplí los 10 años. Desde entonces, ha sido mi libro favorito, y lo releo una vez al año sin falta alguna desde hace 10 años. En estos años, los personajes del libro han pasado a formar parte de mí, desde personajes tan aparentemente poco importantes en la trama como el príncipe de Dol Amroth Imrahil, o Hama, guardián de Theoden, pasando por los miembros de la Comunidad del Anillo, los Nazgul, Sauron, los rohirrim, Denethor, o Faramir, hasta llegar a mis dos personajes favoritos, Gandalf, y Aragorn. Por ello, cuando me enteré que se iba a hacer una película, tuve esa mezcla de ganas y de miedo que supongo que tuvimos todos los fans del profesor Tolkien, cuyas adaptaciones a la gran pantalla en dibujos animados no habían sido muy gratificantes.

Recuerdo perfectamente el día del estreno. 19 de diciembre de 2001. Ese fue un año de bastantes cambios en mi vida. Entré en un nuevo colegio, me cambié de casa, y por encima de todas las cosas, recuerdo ese día. Fui a comprar las entradas 1 mes antes, y ese mes se me hizo interminable. El día del estreno, el Lagüens y yo hicimos rabona, porque yo tenía clases hasta las 8 de la noche, y fuimos a ver la peli en la primera sesión. Cuando apareció escrito en grande EL SEÑOR DE LOS ANILLOS y escuché la voz de Galadriel con la música de Howard Shore, supe que en ese momento, mi vida entraba en una nueva etapa.



La primera raza que se nos presentaba era la más insignificante, la menos importante en los quehaceres de este mundo imaginado: Los hobbits. Ellos, felices de ignorar y ser ignorados por el mundo exterior, viven en la Comarca, representación idílica de la Inglaterra en que vivía Tolkien, moribunda tras los bombardeos de la Luftwafe, pues ESDLA no deja ser una mera idealización del mundo real, con su bienes y sus males. A pesar de su supuesta paz e insignificancia, ninguno de los 4 hobbits protagonistas es capaz de imaginar el futuro que sus vidas jugarán en el destino de su mundo, unos seres que dejarán la confortable existencia en su país natal para adentrarse en un mundo que conocían por las historias de Bilbo.



Cuando llegamos al Concilio de Elrond, podemos observar que los propios pueblos libres están enfrentados entre ellos. Ninguno reconoce las bondades y virtudes de los otros, y eso alimenta el poder creciente del Anillo de poder. El ansia de poder de algunos les lleva a su perdición, rompiendo lo básico para vencer: permanecer unidos contra el mal. Al final, debe triunfar el bien, y la razón, y como si de un crisol de culturas se tratase, humanos, elfos, enanos y hobbits marcharán a combatir a los nueve de Sauron, y queda formada La comunidad del Anillo.



Cuando 3 horas después había visto cobrar vida todo lo que yo consideraba imposible, estaba yo ahí llorando como una loca, y me dijo el Lagüens: ¿Estás llorando? y mi respuesta fue: Es que... me he mordido la lengua. La canción que acompaña la caída de Boromir y el entierro de Aragorn es intimista, que se asemeja al último aliento del gran hijo del Senescal de Gondor.



Pero, aún con Boromir recorriendo el Anduin en su barcaza fúnebre y la compañía dividida, todo oscuro y poco esperanzador, siempre queda aquello en lo que se basa la gran obra de Tolkien: la amistad. Siempre que uno de los protagonistas flaquea, siempre que se produce una derrota, tienen una mano tendida a la que agarrarse, y mientras hay vida, hay esperanza.




Quizás la oscuridad caiga sobre nosotros, pero mientras permanezcamos unidos...




Cuando comienzan Las dos torres, la historia comienza donde se dejó. Frodo y Sam perdidos en Emyn Muyl, Merry y Pippin en manos de los orcos, y Aragorn, Legolas y Gimli persiguiéndolos sin descanso. Uno de los puntos interesantes que toma la historia en Las dos torres es el aumento de poder de Saruman. Quizás la novela puede ser tachada de tópica y maniquea, pero Tolkien siempre supo en qué se basaba la maldad de sus personajes, y lo más importante, su punto débil: el poder. La metáfora que coloca Tolkien en sus malos, y en los personajes más ambiguos de la historia, es que siempre que alguien quiera más poder del que le correspone, aquel que quiere acaparar más de lo que debe, siempre acabará derrotado, y aquí el ejemplo es Saruman. Cuando Saruman juró luchar contra el Nigromante en el Concilio Blanco trató de ocultar el paradero del Anillo para encontrarlo él, y poder ser el nuevo señor oscuro y dirigir la Tierra Media desde su torre de Orthanc. Pero, cuando ansias poder, te acabas encontrando con aquello que odias, y Saruman acabó bajo las redes de aquel al que un día juró combatir. Al igual que los Nazgul, su ansia de poder fue su perdición. Los Nazgul son los enemigos perfectos, son aquello a lo que tememos desde niños, la oscuridad, lo que no podemos ver pero sentimos, el puro mal.



En esta segunda parte también nos encontramos con uno de los pueblos más importantes de los hombres de la Tierra Media. Uno de los mensajes que se desprende de la obra de Tolkien era su profundo amor y respeto por el medio ambiente, y el miedo que siempre tuvo de que las máquinas reemplazaran al hombre, y aniquilasen todo aquello que la madre naturaleza nos había dado, y ello lo representa, aparte de en los elfos, en los rohirrim, unos hombres que están en sintonía con los animales, y especialmente con sus caballos, y que Tolkien creó a imagen semejanza de las razas nórdicas medievales que él tanto adoraba, ya que consideraba que eran la clase precedente del pueblo bretón. Rohan, antaño un pueblo grande, orgulloso, está ahora menguado por el control que ejerce Saruman en Theoden Rey a través de Grima, su repugnante infiltrado, pero cuando Gandalf lo libera de su maldición, el orgullo de su raza y el rostro de su sobrina Eowyn (para la que Tolkien se inspiró en la belleza nórdica de Rosa Wiwin) le devuelven al campo de batalla.



La naturaleza, como ya he dicho arriba, tiene un gran papel en ESDLA, llegando al punto de que los árboles cobran vida. Si en Macbeth el bosque se movía, en Las dos torres, Tolkien le da vida a este para llevarlo a la guerra y permitir derrotar a Saruman, prepotente y desguardado. Pero todo ello no habría sido posible sin aquellos que les dotaron de vida y les enseñaron a hablar: los elfos. Es la raza más imposible de encontrar en este mundo, la perfección tangible, etéreos, bellos, y sabios, y no, no formo parte de ellos, que podría llevar a engaños. Al principio resignados a abandonar este mundo por el que tanto han luchado, y decididos a dejarlo en manos de los hombres para que se pudran en él, finalmente harán honor a la Última Alianza de Gil-Galad y Elendil y combatirán junto a los humanos en la batalla contra Sauron.



Y si antes hemos hablado de los rohirrim, en El retorno del Rey encontramos a la gran raza de los hombres, los descendientes de Elendil, el amigo de los elfos que combatió contra Sauron. Hoy en día, el que antaño fue el pueblo más grande sobre la Tierra Media, está casi condenado a su extinción, al haber mezclado la ilustre sangre de los dunedain descendientes de Elros con las de otros hombres de razas menores, aunque si algo no mengua es su valor. Podemos comprobarlo dentro de las murallas de la nueva capital de Gondor, Minas Tirith, antaño Minas Anor, una de las dos ciudades gemelas que escoltaban a la antigua capital, Osgiliath, y que junto a su gemela Minas Ithil, actual Minas Morgul, se encargaba de que el mal que salía de Mordor no fuese más allá de los límites del Anduin.



Más allá de las murallas de la ciudad, los caballeros de Gondor son débiles. Ante unas hordas que les superan en 10 contra 1, su valor de poco sirve, aunque, como dice Gandalf: nunca hubo mucha esperanza, tan sólo la de un necio... y como el motivo principal de la novela es la esperanza, los gondorianos combaten al ejército del Rey Brujo por lealtad a una bandera. Aún siendo una locura propia de un demente, los capitanes de Denethor atacan Osgiliath, entregados a los orcos, y ni la propia sangre importa.



La esperanza siempre es poca durante toda la historia, pero todos los personajes tendrán que hacer frente a sus miedos interiores. El que más deberá vencer sus miedos será Aragorn, el destronado que retornará de la sombra para encabezar a los débiles ejércitos del Oeste contra el mal que se alza en el este. Aragorn es probablemente el personaje más complejo de la novela, siendo en apariencia el clásico tipo duro, al que con el paso del tiempo vemos una lucha interior que él mismo tiene miedo de emprender. Una vez que Elessar afronte su papel en la guerra, el rey retornará, y la espada llamada Narsil será forjada de nuevo, y Andúril, la llama del oeste, será empuñada en la batalla final que decidirá el destino de todo aquello por lo que los hombres, elfos, y demás pueblos libres de la Tierra Media han peleado.



Esa batalla final será en el Pelennor, donde el destino de la humanidad parece más negro que nunca... hasta que el sentido de la batalla cambia. Aquel que nunca sería vencido por un hombre es derrotado, y donde antes sólo había oscuridad, luce un breve, aunque placentero, sol. Los rohirrim, haciendo honor a su pacto, cabalgan desde el Abismo de Helm y derriban las líneas defensivas del ejército de Sauron.



Disfrutad. A mi particularmente se me ponen los pelos de punta.



Pero por desgracia, no será la última batalla que tendrán que afrontar. Gandalf, protagonista en la sombra de esta épica historia, y probablemente el más implicado en la larga batalla contra Sauron, trama un plan a la desesperada para dar una última oportunidad a un consumido Frodo. Allí donde la fuerza física perderá, el valor de los hombres deberá triunfar en un anzuelo que, según el propio Tolkien, Sauron muerde con fauces de acero. Un último sacrificio para que el bien triunfe sobre el mal, como el de Gandalf ante el Balrog en Khazad Dum, como el de Boromir en Parth Galen, como el de los rohirrim caídos ante un todopoderoso ejército de uruk-hai, el de Theoden en el Pelennor, como el de todos aquellos que han dado su vida para que todo llegue a este punto, para que, al final de la oscuridad, haya un pequeño halo de luz y esperanza al que agarrarse. Morir para dar una última oportunidad a un amigo.



Pero, es al final de todo, cuanto todo aquello por lo que has luchado se desvanece, en que has hecho el último esfuerzo, y todo ha acabado, cuando te das cuenta de lo más insignificante, de que echarás de menos aquello que antes carecía de importancia, cuando esos pequeños detalles de la vida diaria que nunca más volveremos a ver, son ahora más importantes que nunca. Frodo y Sam eran dos motas de polvo sumidas en una aventura que en nada se parecía a todo lo que habían imaginado, y cuando realmente se dan cuenta de que, al final, lo que importa es la amistad y contar con aquellos que te quieren. Todos han perdido algo. Amigos, familiares, sueños... pero al final, queda una bella enseñanza: cueste lo que cueste, el bien siempre vence al mal.



Es en ese momento, cuando todo parece haber acabado bien, cuando el pasado se hace presente y aparecen las heridas, tanto mentales como físicas, y el dolor se puede mitigar, pero siempre estarán presentes ahí como muestras de todo aquello por lo que hemos pasado. Recuerdos que a veces queremos enterrar en lo más hondo de nuestra alma, pero que están demasiado latentes. Decidimos que nuestra historia en el mundo toca a su fin, que ya hemos llevado a cabo nuestro cometido en la vida y que es el momento de dejar paso a ls nuevas generaciones, cederle el testigo a aquellos amigos que han estado con nosotros en los momentos difíciles, y abandonar ese mundo por el que tanto luchamos, sabedores de que nunca seremos olvidados por aquellos que nos quieren, aquellos por los que luchamos y dimos la vida, dejamos a fuego vivo grabado nuestro recuerdo en el mundo, para que nunca nos olviden. La despedida en los Puertos Grises no es un final, es un nuevo comienzo, el de otros que tendrán una oportunidad para mantener ese mundo que tanto queremos tan hermoso como siempre lo habríamos querido, una nueva historia en la somos partícipes al haber propiciado que esta pudiera ocurrir.



Ese sendero que todos recorremos...



No suena tan mal, ¿No?

Aquí acaba una historia que, hasta ahora, ha ocupado 10 años de mi vida, y muchos más de las de otros admiradores del profesor Tolkien, y admiradores también del respetuoso trabajo que hizo Peter Jackson adaptando al cine una obra tan compleja como personal.