martes, abril 24, 2007

Portrait of Jennie

¿Qué ocurre cuando juntas a un pianista excepcional y al que en su día fue considerado el nuevo Miles Davis? ¿Qué sucede si dejas colaborar a Oscar Peterson y a Freddie Hubbard? Pues que únicamente puede salir una colaboración tan excepcional como el Face to face, un disco de tanto calibre que probablemente cualquier monstruo del jazz firmaría.

Tengo vagos recuerdos de la primera vez que escuché a Freddie Hubbard. Probablemente sería en una de mis largas noches de insomnio, esas en las que suelo hacer la mayoría de descubrimientos musicales, escuchando el programa de jazz de RNE que emite de madrugada, y me llamó la atención un "joven" trompetista que fue apodado como el nuevo Miles Davis por sus extraordinarias condiciones con ese instrumento, aunque evidentemente, nunca habrá un nuevo Miles, igual que tampoco habrá un nuevo Brando o un nuevo Beckenbauer. El primer disco suyo que escuché fue el Red Clay, probablemente, bajo mi humilde e inexperta opinión, su mejor disco, y uno de esos álbumes claves en la historia del jazz, que le dejan a uno ese regusto que solo pasa con discos como el Kind of blue, el Love supreme, Body and soul, o el Inmortal, de Charlie Parker.

A Oscar Peterson sí le conocí más a fondo, gracias a un tío mío que era mi proveedor de música antes de tener internet. Un recopilatorio con Chet Baker, Chick Corea, Keith Jarret, Ben Webster, Lester Young o Kenny Burrell, y que aún guardo como oro en paño. Desde entonces, creo que pocos pianistas que he escuchado podrían ponerse a la altura de este absoluto monstruo del jazz y el blues. Art Tatum, Duke Ellington, y quizás Bill Evans y algún otro... pero pocas veces puedes comparar a un guitarrista, por muy bueno que sea, con Django Reinhardt o Andrés Segovia...

Mi intención principal era que escucharais Tippin', mi pieza favorita del disco, de una velocidad y un ritmo frenéticos, con una batería alucinante (Como ayer ¿No, impío?), pero al final me he decidido a que escuchéis una de las mejores canciones que me gusta ponerme cuando estoy absoluto depresivo, y que, sinceramente, ignoro si tiene algo que ver con la peli de William Dieterle: Portrait of Jennie.

jueves, abril 19, 2007

Late november

Led Zeppelin tiene una curiosa anécdota cuando estaban dando un concierto. Llegó el momento de tocar The battle of Evermore, pieza épica del grupo de reminiscencias tolkienianas, y a Robert Plant le tocó hacer la introducción. Quien la haya escuchado, sabrá que no la canta sólo él, si no que necesita la ayuda de una mujer porque se compuso para dos voces, una masculina y otra femenina. Llegado el momento de presentar a la mujer que cantaría con él, se llevó una gran sorpresa: Y bien, espereo que le deis un fuerte aplauso a la maravillosa mujer que nos ayudó a grabar el la canción para el cuarto álbum, ya que sin su ayuda habría sido sencillamente imposible completarla de manera tan excelente como salió: John Paul Jones... ¡¡¡¿John Paul Jones?!!!. Todo acabó con el consiguiente descojone de Jimmy Page y de Bonham, y con la forzada actuación en falsete de John Paul Jones como acompañante femenina.

Esa mujer era Sandy Denny, y a día de hoy, es una de las grandes voces del rock, olvidadas, pero estaría a la altura de una Janis (aunque Janis siempre será Janis), Dusty Springfield o Signe Toly Anderson. Comenzó en los 60 cantando a lo Joan Baez, modelo norteamericano de cansautora, para posteriormente adquirir influencias de diferentes grupos mientras estudiaba música en la universidad, donde se hizo gran amiga de Jimmy Page, que en esos momentos iniciaba una fulgurante carrera como músico de estudio. Tras tocar la pandereta en un disco de su novio, cuyo nombre no recuerdo, cogió el blues y el folk como bandera principal de su temática y entró en diferentes grupos, uno de ellos Single Fairport convention, que tendría hasta mediados de los 70, con su amigo y enorme guitarrista Richard Thompson, y que es un grupo poco recordado hoy en día, The Strawbs, grupo psicodélico donde apenas duró un par de canciones, o Fotheringay, con el que únicamente grabaría un disco.

Tras ello, iniciaría una gran carrera en solitario en la que bebería del mejor folk británico que influyó a otros grandes como Led Zeppelin o Rory Gallagher. Algunas colaboraciones con discos del zeppelín de plomo, o Tommy, la enorme ópera rock de The Who. Alcanzando una gran notoriedad y siendo una de las más respetadas estrellas del rock de estos tiempos, muere, creo que por una caída de una escalera, escasos meses después de haber tenido a su primera y única hija... supongo que si no mueres joven, no eres una leyenda.

jueves, abril 12, 2007

Nowhere Man

Desde el sábado, el disco que más escucho es el Rubber Soul. No sé porqué, quizás porque me anima, y lo último que necesito en estos momentos es ponerme melancólico. O quizás es porque me trae buenos recuerdos. O quizás, sencillamente, porque es el que más me apetece escuchar. Es de mis discos favoritos, dentro de lo que me cuesta escoger un sólo disco de la banda más grande de todos los tiempos, pero me parece un disco que significa un cambio en su trayectoria y contiene mucha más poesía y temas más profundos que los tocados hasta ahora.

La cosa es que esta canción significa mucho para mí, ya que siempre tengo el recuerdo de cuando la vi por primera vez en Yellow Submarine, que es de mis pelos favoritas desde niño y es uno de mis recuerdos de infancia. En ella, el hombre de ninguna parte era Hillary, Bob, Ronald, Jeremy... tan nadie que no tenía ni nombre y no tenía más sitio que un lugar vacío donde pasaba las horas muertas demostrando cuánto sabía en todos los campos posibles de ciencia y arte, pero que realmente se sentía solo y vacío. Cuando se hace amigo de Ringo, descubre las cosas buenas de la vida, y al final acaba encontrando la belleza en lo más oscuro, A rose in nose, y hallando la felicidad en un lugar bien diferente en aquel al que vivía, solo y hastiado de tanta sabiduría.

Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido como Jeremy, perdidos en nuestro propio mundo y engañados por algo que pensábamos que nos hacía felices, cuando realmente estábamos más solos que nunca, y que todo el conocimiento y las cosas supefluas de la vida no hacen más que engañarnos de todo aquello que al final de todo, al final de ese camino, es lo que recordamos, las cosas que sólo las personas con las que vivimos y a las que queremos pueden proporcionarnos, y en los últimos días me he dado más cuenta de ello, que lo que te da un amigo y un sitio en el que sentirte querido no te lo da nada. Todos hemos sido alguna vez Jeremy. Y en todos vosotros, he pensado mientras escribía este post. En Randy, en Abelo, en Anita, en Lau, en José, en Guille, en Puerta, en Antonio, en Dani, en Raúl, en mi niña de los marcas, en mi pequeña Barbe, en mi princesa, en el pequeño ambiguo, en el metro, en la enana malvada... all of you. Belive it or not, It makes me smile.


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domingo, abril 01, 2007

¿Bohemian Rhapsody o Queen II?

¿Os suena esta imagen?

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En esta foto aparece mi futura señora en el lugar de Roger Taylor, acompañado de Thais Villas en el lugar de John Deacon, Yolanda Ramos en el lugar de Freddy el magno y Cristina Peña, diosa del impío, en el lugar de, según leo, su adorado Brian May. Bien. Hasta ahí normal. La cosa es que, según el señor Polanco, este disco, probablemente el mejor de la discografía de Queen junto con el Sheer heart attack, es el Bohemian Rhapsody. Propio de periodicuchos de tercera fila. Esta imagen imita al ¡¡¡QUEEN II!!!... hala, ya me he desquitado, coño. Los irlandeses y Polanco sacan lo peor de mí.

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