viernes, septiembre 21, 2007

War pigs

Normalmente cuando estoy triste suelo escuchar a Queen, que es lo que me levanta el ánimo, o blues, para, conforme avanzan los acordes de guitarra de, generalmente, Robert Johnson, Jimmy Page, B.B. King o Eric Clapton, hundirme lentamente en mis miserias y volver a resurgir, o al menos intentarlo. Pero resurgir es difícil siempre, y en los últimos meses, cuando me he llevado alguna decepción, me ha costado salir adelante más de lo habitual, quizás porque no tengo la motivación suficiente, o porque las cosas no van tan bien como yo creía en ningún aspecto. Pero... no sé, el día de hoy lo veo diferente, no tengo la clásica tristeza de sentirme inútil, si no es más bien la necesidad de sentir como si el mundo se confabulara contra mí (y que alguna persona que conozco siente todos los días de su vida, le pediré consejo).

Me he ido a youtube y, de forma totalmente extraña, me he puesto a ver vídeos de Black Sabbath, el grupo que más odio emana en sus canciones, un grupo que supo hacer de la oscuridad interior y el miedo a todo su mejor virtud a la hora de escribir canciones. Viendo cómo se pudrían en Birmingham, sin opción alguna al triunfo, sin nada que les permitiera escapar al fracaso, se enfrascaron en retratar una visión malsana y enfermiza del mundo, y la verdad es que, en días como hoy, creo que es el grupo que mejor ha sabido retratar el mundo tal y como es, y es que no lo hacían para dárselas de malotes como los raperos o los grupos ultraoscuros... si no porque realmente así conciben el mundo. Yo hoy lo veo todo así, un poco como si fuera Travis, y nada mereciera la pena. Ha llovido, y realmente creo que ni eso bastará para limpiar todo un poco. La calle huele mal, no hay nada que hacer en una ciudad anodina como Sevilla, donde no hago más que ver como palurdos de todo calado social campan a sus anchas, triunfadores en una sociedad que hace todo lo posible porque lo sean, y la semana que viene empiezo las clases, sí, un año más, en esa sucia carrera que no hace más que quitarme el sueño mientras veo que no conduce a ningún lado, y cuyo último examen de recuperación he suspendido y creo que va a ser otro año tirado mientras mis padres me dicen que hay que estudiar porque sí... y para colmo, casi me mato dos veces con el toallero de la ducha.

Quizás estoy lleno de odio, sí, y quizás soy mala persona por desearle cosas malas a mucha gente (lo hago, sí, aunque muchos no lo crean, y lo peor es que no siento el menor remordimiento si lo que les deseo les pasa), pero la semana pasada fue, quizás, la mejor de mi vida, hice algo que llevaba mucho tiempo queriendo hacer y todo fue perfecto, y daría lo que fuera por repetirla, y ahora sólo me queda conformarme con el recuerdo y saber que, de momento, y si miro al futuro, no se va a repetir... y sí, probablemente mañana me volveré a pegar con el toallero de la ducha.



Tras tener este blog desatendido todo el veranito, vaya forma de retomarlo, ¿Eh?