viernes, enero 18, 2008

The man comes around

¿Qué hace que nos obsesionemos con algo? ¿Qué provoca en nosotros la necesidad de hacer una misma cosa una y otra vez durante un período de tiempo? ¿Alguna explicación científica por la que nos obcequemos, y hasta soñemos, con una sola cosa? No, no hablo de Fritz Lang, del que en la última semana me he metido una buena panzada por el trabajo que he tenido que hacer para la facultad (aunque bien visto, soñar con un alemán tuerto que hacía cine expresionista obsesionado con la muerte y la culpa puede ser la fantasía de todo fetichista). Mi obsesión comenzó, no como tal, allá por junio de 2006. Se disputaba el Mundial de Alemania, y yo iba contra todo aquel que se enfrentara a España. Me quedé en casa preparado para una de mis maratonianas tardes de fútbol. Pero ese día la cosa no pintaba bien: la aburrida Inglaterra de Eriksson (no importa, yo siempre iré con los Pross), la ultradefensiva Paraguay y algún país más tercermundista cuya visión del fútbol está en pegarle patadas a un balón y tirar p'alante, como se dice popularmente. A pesar de ello, me pertreché de toda clase de manjares en el salón que iban desde Coca cola y helados hasta una espectacular pizza del Telepizza, delicioso manjar mitad carbonara, mitad barbacoa, que está para morirse (O no, ¿Auster?). Cuando vi que el partido de Inglaterra se tornaba soporífero, aparte los cojines que no permitían que llegara la señal del mando a la televisión (sí, estaba solo y me hice un fuerte en el sofá, ¿Algún problema?) y comencé a cambiar canales. Canal Plus estaba invadida en su casi totalidad por el Mundial, salvo los canales de cine. En el que va de independiente tenía Wilbur se quiere suicidar... cambié rápido de canal. El de comedia no recuerdo qué, seguro que por aquella época, Spanglish o alguna mierda de esas, las pasan 2 veces cada día. Y en el de acción, una peli llamada Amanecer de los muertos.

Por aquel entonces yo comenzaba a sentirme atraído por las cintas de zombies, porque unos años antes había visto la trilogía de Romero y me gustaban bastante. Pero de Amanecer de los muertos sólo recordaba de su estreno en cine que coincidió con el de la vergonzosa Van Helsing y del remake de La matanza de Texas, horrible película en la que algunos descubrieron al culo, las tetas y los labios de Hollywood, esa actriz tan grimosa y poco atractiva para mentes avezadas que es Jessica Biel. También recuerdo que fue una película que la gente defenestró, especialmente algunos críticos detestables, por ser un remake y una simplona película de zombis. No fui al cine porque en esa época no iba demasiado salvo a las contadas superproducciones. Último mes de clase, selectividad... y la fiesta posterior. En aquellos tiempos adolescentes mi mente estaba centrada en ver Kill Bill Vol. 2 y esta me cegaba del resto de películas. Con el paso del tiempo, esta peli pasó a ser uno de mis dvd's de segunda o tercera fila, a los que, desde el día que me la compré y la vi, no he vuelto a echarle el ojo. En su momento, cuando, casi 2 años después y un gran número de suspensos en mi segundo año de facultad, vi esta peli en el ya mencionado caluroso y calórico día de preverano, sentí que había visto una película diferente, con acción a raudales y alejada del clásico cine social político encubierto del género de Romero, y por supuesto, alejado de la vacía acción de las de Resident Evil, obra maestra del videojuego llevado a una risible parodia a cámara lenta en el cine. Al momento supe reconocer en ella la influencia de 28 días después, la cinta de Danny Boyle que convirtió a los zombis (llámense zombis, llámense infectados, llámense judíos, son la misma calaña) lentos y algo torpes de Romero en máquinas de matar ultraviolentas. Pero, aparte de ello, no había influencia alguna en esta cinta cuyo director se preocupó de dotar de un estilo propio, de una vida inesperada en una cinta de ese cariz, que en manos de los grandes estudios quedaría convertida en un baño de acción y un guión irrisorio.

Pero Amanecer de los muertos no era así. El hecho que me hizo considerar a esta película tan absolutamente genial fue ver este pasado verano, en tiempos de rodillas y lealtades jodidas, Zombie, la cinta de Romero, que algunos consideran la mejor del maestro del género. Yo la consideraba poco por debajo de La noche de los muertos vivientes... hasta que, nuevamente, una calurosa tarde de verano, me despertó, cual sonoro bofetón, del grato recuerdo que yo guardaba de esta sobrevalorada y pobre cinta, la peor de la trilogía con absoluta diferencia. Lo único en común con mi adorada revisión es su frase promocional, que sigue sonando tan escalofriante como siempre, y que bien podría servir de lema de Lidia Lozano: When there's no more room in hell, the dead shall walk the earth, o lo que es lo mismo, Cuando no haya mas sitio en el infierno, los muertos caminarán sobre la tierra. La premisa básica de la cinta de Zack Snyder es realizar una cinta de acción apocalíptica, logrando su cometido la mayor parte del metraje, por no decir en su total. Un guión sencillo, sin hacer alardes de fantasías variadas, al que se le va un poco la pelota en algún momento, pero que no incomoda nunca. Pero lo mejor es la relación que tienen los personajes entre sí, la lucha por la supervivencia por encima de cualquier cosa, y un compañerismo un tanto extraño de los protagonistas. Desde entonces, la habré visto como cuatro o cinco veces y tengo unas ganas horribles de volver a verla, y estas Navidades por fin la conseguí en dvd (cómo y dónde no os incumbe, si os lo digo tendría que mataros), y me da que este finde cae seguro. Siendo objetivos, quizás no sea una gran obra maestra, es más, dista mucho de ser una obra maestra, pero es tan jodidamente buena y original en su planteamiento que nada, salvo los primeros 20 minutos de 28 días después y 28 semanas después se le acercan en calidad, dentro de este subgénero, y por supuesto, ninguna cinta de teror se le acerca, quizás [REC]. Obviamente, yo no considero los zombies como terror, si no como ciencia ficción, pero bueno... allá cada uno con sus pensamientos (erróneos si no se parecen a los míos, claro está). Perfecta cinta de zombis desde el comienzo hasta el final. Os dejo con el amigo Johnny Cash, con el brillante cartel americano que aquí destrozaron y los brillantes títulos de crédito.